Es habitual que te encuentres en sesión en una situación en la que a tu cliente le cueste conectar con sus emociones y tienda a refugiarse en el discurso de la mente, lo racional y lo conocido…

Cuando somos conscientes de que buscamos un cambio en nuestras vidas, la primera barrera que se suele presentar es nuestra propia cabeza y sus famosas resistencias al cambio.

Vamos a ver hoy brevemente cuáles son las causas habituales del enganche a las «justificaciones» y más abajo estrategias, técnicas y herramientas para apoyar a tu cliente a tener una perspectiva mayor de su objetivo y lo que quiere conseguir.

¿Por que nos refugiamos de forma automática en la «cabeza»?

Por protección.

Nuestra mente es especialista en tratar de encontrarle sentido a cualquier situación, problema o conflicto y eso es una fortaleza y también una limitación.

Argumentarnos todo es a veces un mecanismo de defensa que nos puede separar de percibir tal cual lo que estamos sintiendo y también puede anestesiar nuestra parte más instintiva o intuitiva.

Mucho se habla hoy en día de los 3 cerebros: cabeza, corazón e instinto localizados en los 3 centros del cuerpo.

Ahí no me meto porque hay mucho por investigar todavía pero lo que sí sabemos a ciencia cierta es que a nivel psicológico pensar-sentir y actuar van de la mano o cuando entran en lucha, pasan cosas…

Cuando tu cliente se encuentra en una situación de estrés, de algo que no sabe resolver de inmediato o incluso en una experiencia sorprendente y positiva que desborde su forma habitual de hacer las cosas emerge: la reacción.

Parece que estamos programados para dar una respuesta «intelectual» a temas que quizá no se pueden resolver sólo de esta manera. Y esto es una convención social, altamente respetable pero escasa.

Por ser inteligente

Está sobrevalorada la inteligencia racional porque pensamos que por ella, por ser los más modernos en la escala evolutiva y por los refuerzos laborales y sociales en los que prima esta dimensión humana, parece que «hay que ser inteligente». Y habría que definirlo 🙂

Después de estos años tratando con cientos de personas me arriesgo a decir que los que vienen con etiqueta de inteligentes, lo pasan peor a la hora de afrontar el cambio. Bien por «tener que comprenderlo todo» o bien por lamentablemente ponerse por encima de su propio cambio para salvaguardar el status ficticio de su percepción del poder personal.

Desafortunadamente «tener la razón» es otro estereotipo social que da la sensación de poder, aumenta el enfado y el rol arcaico masculino de: «así sobrevivo, estoy seguro y me respetarán».

O mucho peor, tratar de mantener la razón puede llevar a manipulación de uno mismo, del entorno y salvajemente de todo lo que se cruce por el camino.

Por falta de herramientas

Pues eso, que a veces nos vemos en circunstancias en las que «no sabemos cómo resolver las cosas» y no pasa nada, somos humanos y con muchos más recursos aparte de nuestra cabeza. Si por unos momentos, meses o años no sabemos resolver algo, tenemos una ocasión estupenda para trabajar la humildad.

Reconocer ése estado a veces nos conecta con una vulnerabilidad tremenda si pensamos que si la mente no lo entiende, estamos a la deriva.

Somos emoción, instinto, espiritualidad, imagen, imperfección, valores, tantas cosas…

Darte cuenta de que estás fuera de la zona de confort, fuera de tu ámbito de maestría habitual es de lo más positivo para poder crecer. Porque ya nos han dicho que cuando tenemos «todo controlado» estamos como mínimo, calentitos en el área cómoda de nuestro talento y también empequeñecidos según el caso.

Por miedo a sentir

Tal vez hubiera que haber puesto este punto el primero de todos 🙂

La falta de educación en emociones depende de cómo abordas las experiencias positivas y constructivas de tu vida. Puedes ser experto y devorador de libros de desarrollo personal pero los verdaderos héroes y heroínas de sus vidas son los que traspasan las situaciones.

Con esto quiero ir un poco más allá de la Asertividad, tan útil y equilibrante. Si te quedas sólo en el lenguaje precioso que propone, en realidad no estás siendo asertivo. Ser consciente de tus propias necesidades y las de tu interlocutor es más profundo, es hablar desde el corazón aunque las palabras no sean de catálogo.

El miedo a sentir las propias emociones protege de vivirlas y éso depende de tu músculo emocional. Si pasa esto, también estarás bloqueando la capacidad de sentir con plenitud, los sentimientos más positivos y elevados que para éso también estamos en la tierra.

Cuando ha faltado experiencia de un apego seguro a la vida, ausencia de contacto contigo mismo o con los demás, pues es totalmente normal que salte el automático de la cabeza para discutir de forma racional en lugar de entregarte a la experiencia de vínculo que al final, es más importante.

Habría muchas otras causas aunque en general, como ves, hablamos de tener en foco en la mente y si le pusiéramos nombre más biológico, en el hemisferio izquierdo: lo lógico, estructurado, ordenado, lineal y orientado a resultados.

Una sola parte, de muchas.

¿Cómo podemos apoyar a nuestro cliente a trascender su foco en lo racional?

Lo primero, teniendo en cuenta que detrás de cada conducta, conversación, intención, expresión… hay una intención de cubrir y satisfacer necesidades personales que a lo mejor no se ven a primera vista.

No «es malo» ser racional, es una conducta y te ayudará mucho evitar etiquetar a tus clientes porque como has visto, cada persona es un mundo y todos hacemos lo que podemos.

Además puedes apoyar y nutrir el proceso de cambio personal con herramientas de hemisferio derecho:

Invita a realizar actividades creativas

Cambia tu lugar como coach en sesión y propón herramientas visuales para abordar el objetivo, obstáculos posibles y puntos de vistas:

  • Su propia fotografía.
  • Jugar a verlo desde fuera como si fuera una tercera persona ajena al asunto.
  • Dibujar la distancia entre su momento actual y lo que desea conseguir.
  • Visualizaciones guiadas o procesos de ojos cerrados.
  • Tareas que activen el niño interior.
  • Tableros de Inspiración
  • Y mil y una más…

Activa las preguntas y tareas abiertas:

Las preguntas abiertas invitan a bucear más en la parte inconsciente de la situación, también aquellas que proponen buscar alternativas a la situación actual en formato de lluvia de ideas.

Invitar a explorar la relación con su objetivo o aspiraciones creando espacios poco habituales para el cliente como pueden ser:

  • Explorar sus emociones en un paseo diario de 10 minutos durante una semana sin intención de encontrar resultados.
  • Comprometerse a dejar de pensar o poner el foco en sus limitaciones o discurso interno haciendo algo diferente que concentre su atención en otra tarea.
  • Invitarle a hacerse alguna pregunta importante nada más despertarse simplemente por el placer de hacerlo. Por ejemplo: ¿para qué te levantas hoy?

El trabajo con tareas abiertas y con actividades incluso de toque subjetivo y ambiguo tienen su sentido cuando queremos empujar al cliente a vivir una experiencia distinta a su día a día consigo mismo/a (y sus circunstancias)

Invitar al Foco en el cuerpo

La clave fundamental si queremos ir al encuentro de las emociones.

¿Por qué?

Porque es en el cuerpo donde se despiertan, viven, conviven, se bloquean o expresan.

A veces es tan simple como invitar a identificar en sesión en qué zona del cuerpo «creen» que sienten su estrés, o éso a lo que no saben que nombre ponerle.

Al principio serán sólo sensaciones pero con el tiempo se convierten en grandes revelaciones a las que después, poder ponerles nombre.

Estar en el cuerpo es también hacerse responsable de lo que le ocurre, activa el «ponerse en el rol de sí mismo» en vez de en el de las circunstancias, los discursos eternos, las justificaciones o el ruido mental en general.

Exporta estas estrategias también a tareas entre sesión y sesión para aumentar la competencia emocional de tus clientes y que tus sesiones cambien de color 🙂

Aprender a dejarse sentir es aparcar un momento la cabeza para vivir la experiencia y es que a veces lo único que queremos es «salir de ella» precisamente para no abordar las emociones. Ellas son importantísimas porque nos ayudará a entender lo que realmente nos pasa.

Cuanto más racional sea la vivencia que tengamos, más rígida a largo plazo será, cuanto más presente está la inteligencia «emocional», mayor impacto habrá en el aprendizaje, más madurez vital y una herramienta potente que se llevará puesta tu cliente para seguir avanzando en su vida.

Si sólo hay mente en tus sesiones por tí mismo, por tu cliente o por los dos, los resultados serán más fútiles, será más fácil entrar en conversaciones vagas y algo más:

Será más fácil que tus clientes depositen toda la responsabilidad del resultado en ti como experto y éso no es Coaching, es consultoría, ojo.

Apoyar de forma profesional, te pedirá el compromiso de manejar diferentes herramientas y ser paciente con las reacciones emocionales que vendrán detrás del «darse cuenta»; es la forma más bella de estar al servicio 100% del proceso de tus clientes.

«El apoyo», te pide también que te entrenes bien tu propio mundo interior y tu sabiduría emocional y también te digo una cosa: necesitamos comprender, está claro, saber bien qué nos pasa por dentro para tomar decisiones, reconocer sentimientos y patrones improductivos, pero no todo, ni siempre, comienza por la cabeza.

Espero que este artículo te haya ayudado a poner luz sobre el tema y abordes con más soltura los escenarios racionales.

Deja tus comentarios más abajo.

Me encantará leerte.

Gracias

Un abrazo

Domingo

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4 COMENTARIOS

Comentarios

  1. Silvia Guerra dice

    Hola, muy buenas tardes desde México.

    Pues estoy muy de acuerdo con tus comentarios. Se me ocurre algo difícil de implementar en clientes racionales, cuando yo como Consultora de Imagen (no soy coach), no tengo la experiencia o no domino la manera de ir llevando con fluidez de un lado al otro a mi cliente. Supongo que eso lo iré aprendiendo poco a poco contigo.

    Gracias.

    • Domingo Delgado dice

      Hola Silvia! Sí, es un proceso. Creo que la imagen personal es 100% emoción. De alguna manera lo que hacemos es mostrar al cliente las necesidades psicológicas que están detrás de un cambio en la apariencia. Piensa que de alguna forma ya tienes habilidades para abordar la parte emociones, sólo es cuestión de práctica y tener una metodología que te lo permita. Os seguiré contando herramientas en el blog!

  2. MARIBEL TORRENCE dice

    Excelente articulo, es como mencionas allí, la importancia de desarrollar el control emocional y transmitir ideas claras con seguridad e integridad ante el cliente, para que como consultora, seas una pieza mas en el plan de acción del negocio y así aportar herramientas de crecimiento y mejoramiento en los tiempos hacia la meta y los objetivos

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