«Conecta con la esencia de tu Estilo», «Sé auténtico para brillar por fuera», «Atrévete a ser tú mismo», «muestra tu Diosa interior»…

Estas, entre otras, son bellas declaraciones que desbordan  las redes sociales para inspirarnos a ser mejores personas e ilusionarnos con alcanzar una imagen fantástica que nos ayude a sentirnos mejor con nosotros mismos, tener más poder personal y conseguir todo lo que nos propongamos.

Pero…

¿Y éso cómo narices se hace?

Pues sólo que esas afirmaciones, éso mismo me pregunto yo 🙂

Hay algo que se nos escapa cuando pensamos que la realización personal es un trabajo superficial, fácil de llevar a cabo, fluido y sencillo.

Por varios motivos:

Somos seres imperfectos que en general tendemos a crear una máscara que tape nuestra vulnerabilidad y la forma más rápida es a través de la imagen externa.

El estilo es la representación de cómo nos vemos por dentro, pero cambiando sólo la apariencia no se da una verdadera transformación. La imagen te avisa de tus limitaciones y fortalezas, éso así.

Trabajar sólo el interior tampoco sería completo porque somos seres con muchas facetas y dimensiones entre ellas: el cuerpo, las emociones, la mente y el espíritu.

La persona no se divide en interior/exterior como un cromo de dos dimensiones al que se le da la vuelta con una palmada y listo.

Somos más bien como una moneda en movimiento que cuando gira se parece más a una esfera que a algo plano y lineal. ¿Y qué es lo que la hace moverse? La motivación por algo mayor. Si está parada, se vuelve plana…

La autenticidad está compuesta por ésas dos caras de la moneda en su danza por la vida: lo bueno y potente y la sombra o vulnerabilidad.

Así que amigos, ser genuinos, incluye también aquello que no nos gusta, que creemos débil en nosotros mismos o incluso que no valga o merezca la pena.

Nos cuesta sentir emociones desagradables porque pensamos que son negativas y vaya…no apetece meterse en ése jardín.

Según los expertos existe un porcentaje bastante alto de estas emociones desagradables que son importantes también porque nos avisan de las necesidades que necesitamos cubrir y los recursos que necesitamos para avanzar.

No son malas sólo que a veces nos falta entrenamiento para saber abordar ésa tristeza recurrente que te impide avanzar o ése enfado escandaloso que aparece ante la mínima dificultad. Ahora, ¿cómo sería tu vida si supieses manejarlas?

Ley del mínimo esfuerzo: queremos todo ya.

Hay un beneficio que obtenemos por no cambiar y seguir quejándonos y una fantasía de que la apariencia nos puede «ayudar». Y es cierto que sí, pero depende de cómo la usemos para avanzar.

Entiende apariencia como todo lo que proyectas fuera de ti aparte de tu indumentaria, tu actitud, tu tono de voz o tu perfume… También es: la huella que dejas en los demás, las decisiones que tomas, tu estilo de vida y tu forma de establecer vínculos con los demás. Es tu presencia en el mundo.

Me encuentro muchos casos de personas que quieren un cambio de imagen para encontrar un nuevo «personaje» que les ayude a lidiar con su vida, que les haga más visibles y reconocidos o que al menos, por unos momentos, les aporte cierta sensación de protagonismo. Estos clientes que te comento, realmente son de lo más honesto que me he podido encontrar porque, a veces, es tal el fraude que puede suponer reconocer que nunca vamos a llegar a ésa imagen ideal, que preferimos mantenernos cómodamente incómodos en un traje que al menos, nos dé un poquito de autoestima.

Tiene premio querer ser uno mismo y no sólo te afecta a ti, sino a tu entorno 🙂

Disfrutamos de exaltar las fortalezas, ¿para qué cambiar aquello que en lo que no soy bueno?

El desarrollo personal basado en fortalezas es muy útil para trabajar la auto-afirmación y qué viva la psicología positiva ¡por supuesto!

El tema está en que cuando nos «enganchamos» al feedback positivo, a ver en exclusiva la cara bonita de un mundo que en realidad es diverso y a tener una actitud ingenua e infantil ante de la vida… Realmente nos resta fortaleza interior o, en algunos casos, construye un Ego «color de rosa» que termina en la misma decadencia que El Crepúsculo de los Dioses.

Estoy totalmente de acuerdo en que la clave del estilo es el contacto con uno mismo. 

No es una fantasía mística en la que algo sobrenatural pasa en tu interior y eleva tu frecuencia vibratoria así como que de repente y todo es maravilloso.

El contacto esencial con uno mismo ocurre cuando:

Le damos la vuelta al paradigma de la mente y querer comprenderlo todo sobre nosotros mismos, lo que proyectamos y el mundo.

La mente es nuestra aliada y a veces también nuestro peor enemigo porque porque tiene a construir realidades. Piensa que el contacto con el mundo comienza por los sentidos, por lo que percibimos desde fuera. Si antes de vivir la experiencia de nuestra relación con el entorno vamos corriendo a tratar de encontrarle un significado racional, a buscar una solución o etiquetar rápidamente, nos quedamos sin el premio de la vivencia.

Estar mucho en la cabeza nos conectará más con el pasado, que ya pasó o con el futuro que todavía es una visión.

Somos capaces de entrar capa por capa en nuestras emociones de forma incondicional:

Cuando nos damos permiso a sentir pasan muchas cosas: sentimos en momento presente, lo que nos pasa justo ahora y si permanecemos en ése estado y actitud comienzan a aflorar asuntos pendientes.

La punta del iceberg puede ser esas discusiones tontas que tienes con tu pareja, la sorpresa que te dio tu sobrina por tu cumpleaños, o la sensación de sentirte limitado por tu trabajo…. vamos, aquello que está más presente en tu día a día.

Si entras en ello te estarás dando la oportunidad de sentir en el cuerpo lo que estás viviendo y quizá pienses, bueno, ¿ya está no?

Tal vez no quieras entrar demasiado en ésas emociones pero si persistes te ayudará a reconocerlas y canalizarlas y si sigues… comenzarás a distinguir patrones recurrentes en ti o incluso historias del pasado que reafloren ahora.

Según vas entrando en ti, capa por capa y a tu ritmo… Tu propia vivencia te explicará cómo estás construido por dentro porque según sientas, también verás que pensamientos y creencias hay alrededor de todo esto e incluso tus principios más profundos o valores irrefutables.

Entonces ya no habrás empezado por tu mente, si no por tu sentir, que a su vez, educara a tu mente a distinguir, qué es el aquí y ahora y qué no.

Si entras en tus emociones habitas tu cuerpo.

Es una sensación de dejarte llevar al estado de tu cuerpo, de permitirte percibir con claridad cuáles son tus necesidades. Algunas será parecidas a beber agua y otras sensaciones con el paso del tiempo te explicarán físicamente qué agujeros más profundos tienes pendientes por cubrir.

Es más fácil conectar con uno mismo cuando ya no estamos secuestrados por necesidades pendientes de libertad, amor, seguridad… o las que sean para ti.

A partir de este punto comienza a emerger una sensación de libertad que no tiene precio 🙂

Pero claro, habrá que hacer el trabajo ¿no?

Sí.

Sentimos menor resistencia a los conflictos y menos euforia ante los logros o la necesidad de alcanzarlos: es una alegría más sutil y estable.

Cuando alcanzamos ésa libertad interna gracias al auto-conocimiento, a reconocer las emociones y las necesidades profundas los conflictos de fuera ya no son tan dramáticos porque hemos recuperado el poder personal. Dejamos de proyectarnos en los amigos, en la pareja, en el trabajo… o en la vida, para elegir a cada momento cómo te quieres sentir.

Es más fácil vivir en un estado más neutro y éso no significa frío sino de: emancipación emocional.

Hay una alegría suave de fondo que pone música a todos nuestros actos, hay más seguridad y más ganas de compartir.

Estamos pues mucho más en el momento presente y surge la necesidad de expresar quienes somos tal y cómo somos. Pero no cómo una construcción o un deseo fútil. Algo dentro de nosotros reconoce que después del contacto con unos mismo está la conexión verdadera con el entorno, con los demás, con la estética de las formas y por supuesto con el estilo como forma de expresión individual.

Se despierta la creatividad que llevamos dentro. El «Ser» es expresivo por naturaleza y por sus características se proyecta fuera casi sin querer.

Queremos contactar con otros de forma genuina.

¿Y cómo han sido nuestras relación hasta este punto?

Pues cómo hemos podido tenerlas, algunas más vinculas al personaje que creamos para huir de las emociones desagradables ayudado por otros, otras relacionadas con reforzar el camuflaje de nuestros temas pendientes, otras anodinas y otras estupendas porque algo de fondo nos unía de forma auténtica.

El tema es que cuando logramos establecer un contacto profundo y amoroso con nosotros mismos, los vínculos emocionales que establecemos con otros ser vuelven también mucho más bellos, íntimos y reveladores.

Sí, es la magia de la evolución personal.

La autenticidad esta más presente con sus dos caras en movimiento, la esencia se proyecta fuera en el estilo, resonamos con otras personas y la calidad de nuestro contacto con otros, con el mundo y con la vida es más intensa y nutritiva.

Es en este punto cuando el propósito de vida llama a tu puerta porque te has colocado en el lugar correcto.

Y siguen pasando cosas porque claro, estarás mucho más expuesto que antes. Y si ocurre algo negativo podrás volver para atrás, o quizá no y permitirte vivirlo para no enterrarte y crecer aún más como persona.

A cada momento tendrás la opción de pagar el precio de no ser tú o el del cambio.

El beneficio en el primer caso es que tu imagen sea la que quieran otros y en el segundo, el premio eres tú.

Ahora toca ponerse a ello.

¿Qué te ha resonado de este artículo?

Me encantaría que lo compartieses más abajo en los comentarios.

Será un placer.

Un abrazo

Domingo

Descubre cada jueves contenidos exclusivos que te mostrarán la estrecha relación que existe entre tu imagen y tu interior. Únete y accede ahora a la Guía de Desarrollo Personal a través del Estilo con 5 Pasos para recuperar la conexión contigo mismo y encontrarle sentido a tu Presentación ante el Mundo

6 COMENTARIOS

Comentarios

  1. Mónica dice

    Hola Domingo.

    Me ha encantado el artículo. Yo también quiero orientarme al coaching de imagen pero reconozco que el artículo me ha gustado por todo lo que puedo aplicarme a mi misma. Lo estoy trabajando pero a veces se me olvida. 😉

    • Domingo Delgado dice

      Hola Mónica, me alegro mucho que te sirva. Sin duda, tu propio auto-conocimiento te ayudará también en el acompañamiento a otras personas.
      Nos vemos por aquí para seguir avanzando! Un abrazo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *