¿Te has planteado porqué se repiten las mismas circunstancias a tu alrededor y no sabes cómo abordarlas?

¿Hay algún tipo de emoción que siempre anda a tu alrededor o algún resorte que salta en automático cuando las cosas no van como era esperado?

El poder de la imagen va más allá de la apariencia que tienes,  de cómo te vistes o incluso de cómo te perciben las personas de tu entorno.

Desde bien pequeños aprendemos a interpretar la realidad en base a cómo estamos construidos por dentro o lo que se espera de nosotros como personas. Creamos «una imagen mental a medida» de lo que sucede fuera para encontrar sentido dentro a quienes somos,  a nuestras relaciones, nuestra vocación, o las expectativas que tenemos del éxito que debería estar reservado para nosotros y un largo etcétera.

¿Por qué?

Nuestro cerebro es «económico» y busca de forma inconsciente ordenar de alguna manera lo que experimentamos cada día y eso nos ayuda a crear patrones psicológicos, formas de actuar y un estilo o forma de expresión que dé sentido a nuestro pequeño universo.

Algunos lo llaman personalidad, compuesta por fortalezas y también: mecanismos de defensa superútiles que ayudan a proteger nuestra vulnerabilidad.

Y esto es un arma de doble filo…

Hoy quiero compartir contigo los 6 pilares para comprender que, «lo que ves fuera» tiene que ver contigo, aún en los «peores» momentos:

1. Sé consciente de que nos proyectamos en lo que vemos:

Es la forma en la que atribuimos a personas o situaciones las emociones, juicios, creencias o acciones que son nuestras y de fondo nos parecen inaceptables (aunque en realidad son nuestros).

Es algo así como quejarse del vecino que no saluda, teniendo nosotros un comportamiento parecido con otras personas y que no «podemos» reconocer porque no estamos listos para abordar ésa parte que rechazamos…

Va un poco más allá porque no somos conscientes de ello y son los conflictos cotidianos, las crisis rotundas o cualquier situación en la que se puede ver amenazada nuestra propia integridad.

Y con integridad me refiero ahora, a la estructura de coherencia que hemos construido y dado completamente por válida.

¿Y si todo no estuviese tan claro y dirigido?

Déjame avanzar un poquito más y luego si quieres échale un vistazo a las 7 Proyecciones Psicológicas del Estilo para que identifique cuál es la tuya.

2. Date cuenta de que los hechos son neutros:

Ya sé, es como imposible pensar que todo lo que pasa fuera es simplemente neutro.

«¿Cómo va a ser así?»

«Es que a mí me pasa que…»

Lo que no es neutra es la valoración que hacemos de los hechos y ahí es dónde podemos intervenir: en los problemas en el trabajo, en las diferencias con tus relaciones personales, en los problemas de salud, en tu visión de la crisis económica, o en la frustración que aparece si te faltan hoy ingredientes para hacer tu plato favorito.

Lo que sientes, es tuyo.

Poner conciencia en esto nos deja en un lugar de cierto vacío, en una posición de 100% responsabilidad que cuesta asumir porque claro, supondría hacer muchos cambios internos y dejar de buscar cabezas de turco para endosar nuestra: culpa, resentimiento o victimización.

Uff…

Te entiendo, meterse ahí es todo un proceso de Transformación Personal (¿qué es exactamente y cómo sucede?).

3. Comprender tus resistencias al cambio: las emociones y «los 3 caballos».

Lo primero que aparece dentro de nosotros ante una situación que no sabemos resolver o nos confronta con nuestro sistema de coherencia o valores, son las emociones. Mucho se habla de ellas pero a veces poco las usamos para encontrar los recursos que necesitamos.

Es tan bella la Alegría que en general nos gustaría vivir instalados en ella, que todo fuera bien y disfrutar de un estado agradable todo el día. Es lo más humano que hay…

Las emociones desagradables nos son malas pero aún nos falta educación emocional para poner en práctica que gracias a ellas podemos crecer. Si quieres saber más echa un vistazo a alguna de ellas como son: el miedo, el enfado, el asco, la tristeza o la sorpresa.

Saber poner nombre a lo que sientes es la puerta de entrada a tu Auto-conocimiento y a algo mucho más importante que te contaré en el siguiente apartado 😉

La resistencia a sentir es totalmente normal, porque cuando algo asoma al corazón y le hacemos caso, lo escuchamos y somos honestos con lo que nos dice el cuerpo, quizá tengamos que cambiar, que reconocer, que aceptar, que soltar, que dejar ir o ponernos en marcha, ser asertivos o incluso dar un giro por completo a nuestras vidas.

Y no es fácil…

Y mucho menos cuando el volumen de los conflictos externos se sube hasta que parece que nos van a estallar los oídos por escuchar tan alto las pisadas de los 3 caballos de la resistencia:

El caballo del «coraje»:

la obsesión total por seguir adelante por encima de todo y de quien sea, hasta incluso de uno mismo. Es la necesidad de «que pase lo más rápido posible», la intolerancia al miedo y tirar de la rabia para sobrevivir. A veces nos vendrá bien montar sobre ello para salir adelante pero hay otras que no.

Querer pasar rápido es también una resistencia, lo que pasa ahora, tu conflicto, la situación externa es como es, y puedes tratar de escapar de ello pero sólo provocará más presión.

El caballo del bloqueo:

Es la sensación de indefensión, de incapacidad total, de no poder avanzar.

Tampoco es totalmente cierto porque aquello que te ocurra ahora, te frustre, te haga sentir impotente, te está enseñando lo que necesitas cuidar de ti en el presente para estar mejor en el futuro.

El caballo del «todo está bien»:

La fantasía de que todo va a salir bien, es el falso positivismo que nos conecta con un mundo ideal que dista mucho de la realidad.

No es catastrofismo, es una resistencia de nuestro niño interior a hacerse adulto y mirar de frente que:

No tienes por qué estar siempre bien, ni poner sonrisa si no te apetece y porque lo hagan los demás. Respetar cómo te sientes aunque sea desagradable es un acto de respeto hacia ti. Claro que está bien animarse pero mucho más: ser consciente de lo que vives tal y como es.

4. Renuncia y Libertad van de la mano:

Vivimos tiempos complejos en los que tenemos a mano todo tipo de herramientas y posibilidades para conseguir de forma aparente y rápida, casi todo lo que queremos, pero nos faltan herramientas para enraizarnos, tener un propósito de vida claro y permitirnos ser nosotros mismos.

Hay algo más que la búsqueda de satisfacción inmediata o de reducción del dolor. Hay algo más que el ansia por alcanzar ésa Imagen Ideal de ti mismo o del mundo que te gustaría tener ya.

Tu proceso de construcción como persona, es orgánico, toma su tiempo y saber quien eres requiere también de una renuncia y de un abandono a vivir la experiencia que te toque: completa. No sólo de la parte «bonita».

Los conflictos sociales, o situaciones extremas que vivimos u observamos en el planeta activan en nosotros ése miedo arcaico al conflicto y la necesidad de supervivencia aunque tengamos de todo.

Y es que en el fondo, lo que viene a visitarte en los peores momentos, es tu Sombra, una oportunidad increíble de trascender el Ego.

Los límites de nuestra propia humanidad nos ponen en un escenario de reencuentro con nuestra parte vulnerable, que sí señores, también somos eso. Y somos completos por lo que nos fortalece y también por lo que consideramos frágil.

Si realmente buscas la libertad, no se puede disfrazar.

Pero sí podemos renunciar a la perfección y soberbia que como especie hemos generado, una imagen idílica de la vieja metáfora del Jardín del Edén, de la nostalgia inconsciente del paraíso de sentirnos unidos con el todo.

Pongámonos a reconocer esto y seguro que encontraremos un buen lugar, aquí en la tierra, en el mundo, en nuestra individualidad y nuestra relación con el colectivo.

Formamos parte de un sistema mayor y cada elemento, importa y si nos conocemos y «reconocemos» tal y como somos, estaremos influyendo desde nuestra mejor versión.

5. El cuerpo, somatizaciones y estar presente:

La velocidad de las circunstancias vienen dadas por vivir en estos «automáticos» que hemos visto, de la huída de las resistencias, de tapar lo que no nos gusta y que coja poder…

Y todo esto lo paga el cuerpo.

Las somatizaciones también nos hablan de aquellas emociones o conflictos sin gestionar y que nuestro leal amigo el físico integra como puede por nosotros.

Ésos dolores de espalda sin motivo que nos hablan de la rigidez mental que nos impide avanzar, o la rabia que rechinan tus dientes por las noches por algún grito sin expresar. O todas ésas afecciones que en realidad sabemos que son nuestro estrés con patas...

Estar en el presente es estar el cuerpo, es comprender que es una dimensión humana enorme que no está desconectada de nosotros.

El famoso «aquí y ahora» es más que hacer meditación.

Supone asentir a lo que ves fuera de ti como un regalo de aprendizaje que te ayudará a identificar mejor tu lugar en el mundo, a comprender tus «multitudes» internas, a mirar de frente a la vida sin filtros de colores, a saber que la muerte no es mala y quizá también, comprender tu destino.

¿Qué significa para ti ésa última palabra?

A mí me gusta pensar que tiene que ver más con el ahora que con un futuro incierto que no podemos predecir, controlar o dominar.

6. Resiliencia y búsqueda del sentido.

La capacidad de superar las adversidades implica ser consciente de las proyecciones psicológicas que endosamos al mundo, de atender las necesidades emocionales que, aunque tapes, seguirán ahí hasta que las cuides; de cuidar al otro estando tú primero bien para ser más útil, de domar a los caballos que tiran de ti para pararte en el camino y dejarte sentir: «sí, aquí estoy yo y mi circunstancias».

Cuando hacemos esa parada y dejamos de buscar una confrontación para sostener nuestros modelos mentales y en relación con lo que pasa fuera,  nos hacemos cargo y ésa responsabilidad te hará reflexionar sobre el verdadero motor de «todo lo que te ocurre»: el sentido de tu vida y de para qué estás viviendo esta experiencia de vida.

El desafío: está dentro.

¿Qué pilar de los 6 que te he compartido te ayuda más a entender que lo de fuera «también es tuyo»?

Déjame tus comentarios más abajo.

Un abrazo

Domingo

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4 COMENTARIOS

Comentarios

  1. Antonio dice

    5. El cuerpo, somatizaciones y estar presente: la rabia que rechinan tus dientes por las noches por algún grito sin expresar.

    El miedo al cambio final, a lo que pueda pasar me hace sentir el punto 5. Agradezco enormemente Domingo tu articulo, en mi caso me ha ofrecido un para qué muy especial y es entrar sin condiciones ni expectativas. Mi ser lo necesita y ahora soy consciente de la resistencia de mi cuerpo. Gracias a ti tengo herramientas para continuar y eso fortalece mi alma.

    Muchas gracias
    Un abrazo enorme, Antonio

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