Cuando quieres que realmente tus servicios de imagen personal vayan más allá de las formas, la indumentaria y la apariencia, necesitas cambiar el paradigma de la asesoría de imagen tradicional.

Salir de los estándares y las técnicas cerradas que finalmente etiquetan a las personas no es fácil pero sí posible.

Necesitas desarrollar nuevas habilidades que te pongan realmente al servicio del cliente y su auto-descubrimiento.

Entonces ya no vale el dirigir, orientar o asesorar, sino más bien pasar a tener una posición más de facilitador del cambio que de consultor.

Después de estos años formando a profesionales en el método original de Coaching de Imagen recojo en este artículos algunos tips que pueden ayudarte a tener una mirada más profunda en tus sesiones profesionales.

Aunque no esté absolutamente todo recogido aquí, si las pones en marcha en tus próximos trabajos notarás las diferencias.

Si te interesa el tema, puedo seguir ampliándolo en otros posts las competencias profesionales de la especialidad; son habilidades concretas que van asociadas también a herramientas técnicas.

Por el momento te invito a:

1. Observa el estilo de tu cliente como un resultado:

Llega tu cliente, observas cómo va vestido, le explicas tus servicios, aplicas algún cuestionario y después de la entrevista, comenzáis a analizar su imagen externa: qué se pone, cuando se lo pone, en qué entornos se desenvuelve, colorimetría, aspiraciones personales…

No es suficiente con esto 😉

Cada persona presenta una imagen que proviene de una serie de experiencias, educación, vínculos con grupos de pertenencia y un modelo de éxito que es psicológico.

Hacer que pase desapercibido esto puede dejar en el camino información importante para dar en el clavo de una apariencia coherente con lo que realmente es el cliente.

La imagen externa es un resultado «físico» de cómo se ha desarrollado la persona hasta el momento y con dos niveles de comprensión: uno consciente y otro inconsciente.

Es de lo más habitual que el cliente comente sólo lo que puede manejar en el consciente, imagínate si con esto se puede trabajar, qué resultados se podrían obtener accediendo al otro 90% de información inconsciente.

Algunas preguntas útiles:

  • ¿Qué te ha llevado a vestirte de esta forma?
  • ¿Cuál es el obstáculo que te ha impedido expresarte como dices que quieres?
  • Si te vieses a ti mismo desde fuera: ¿cuál es el beneficio que recibes con la imagen actual?

El estilo, sostiene un modelo de reconocimiento que al ponerle luz, revela los siguientes pasos 😉

2. Percibe la comunicación no verbal como la representación de emociones

Existe cierta tendencia a decirle a los clientes que no anden tanto con los brazos cruzados para tener una imagen más abierta, o que se coloquen de forma recta al sentarse en una silla para tener una imagen más adecuada o digna.

Los movimientos corporales y la gestualidad, son una fuente incalculable de auto-conocimiento. Tratar de cambiarlo sólo porque causa un efecto más positivo fuera o la persona va a ser percibida con mejores cualidades, falla.

¿Por qué?

He visto cómo es mucho más poderoso hacer una pregunta clave al cliente en relación a sus posturas recurrentes:

Invítales a quedarse por unos minutos en ésa posición corporal que desea cambiar o está tan presente en su comunicación, y pregúntale:

  • ¿Qué emoción sientes cuando tienes los brazos cruzados?
  • Según tu punto de vista, cuando observas ése gesto en otras personas, ¿qué información te da sobre ella?

Así evitamos «etiquetar» el significado de su comunicación no verbal, sacado de libros especializados.

Cuando la persona comprende el qué, el cómo y el para qué de su expresividad, tiene la oportunidad de decidir qué hacer con ello si es el caso y además, de conocerse a sí mismo.

Lo que hace nuestro cuerpo en todo momento, percibe sensaciones que son interpretadas por el pensamiento, provocan emociones y las emociones aportan información útil sobre cómo somos por dentro, qué necesitamos para avanzar y cuáles son los siguientes pasos para ser más auténticos y libres.

3. Vacía tu mente de juicios, prejuicios y estereotipos

Nos formamos, leemos miles de libros, vemos videos, leemos revistas y un sin fín de conocimientos que son superválidos y que a su vez crean estructuras mentales que pueden limitar nuestro impacto profesional por ceñirnos deliveradamente a sistemas y procesos cerrados.

Hay una forma distinta de abordar tus conocimientos y técnicas en sesión.

Simplemente: las herramientas a favor de las personas y no al revés.

Eso no significa que te dediques a seguir una vaga intuición y tus técnicas sean tan extrañas como volátiles y poco testadas.

Me refiero a que seas cuidadoso en el acto de acompañar a un cliente a conocerse a sí mismo. El todo para todos no vale. La visión sistémica, holística e integral de la personal parece que funciona mejor.

4. Detecta en el discurso de tu cliente las palabras automáticas y cargadas de energía

Las automáticas son palabrillas que incluso pueden pasar desapercibidas porque estamos escuchando de forma lineal y con la atención puesta en los resultados.

Al igual que un gesto pequeño con la mano puede cambiar todo lo que dice el cliente, las palabras significativas revelan asuntos importantes. Pueden ser sutiles «no sé…», «tengo que..», «es que..» Estate atento al discurso que «protege» algo que puede ser interesante mirar, de obligaciones (Imagen Ideal), de quejas (autosabotajes), etc.

Las palabras cargadas de energía expresan las verdaderas necesidades que a veces, al restarles importancia, también pueden pasar sin ser vistas: «realmente quiero…», «deseo…», «me siento bien…». Dales tu atención mirando al fondo de sus significados para devolverle a tus clientes unas preguntas que le ayuden a detectar por dónde van los tiros de sus auténticas necesidades y cómo abordar sus obstáculos.

5. Comprende que la imagen personal es una representación de impulsos inconscientes

Como te comentaba más arriba, lo más fácil es construir una imagen de forma racional, para que la apariencia goce de una vibración llena de vida, necesitamos invitar a nuestros clientes a poner en marcha su hemisferio derecho, el emocional.

Por éso tenemos que ir más allá de lo mental y ofrecer herramientas de auto-descubrimiento que conecten con las emociones.

Está bien usar un book de estilos y los pañuelos del color pero…

¿Eres consciente de la cantidad de emociones que remueven ésas técnicas?

Quédame con algo más que los intereses personal o los tips de estilo que hacen sentir bien.

Ahonda en las características que atribuye el propio cliente a su relación con el color, las texturas, las formas, líneas y volúmenes. ¿Sabes por qué? Por que lo que vistes afecta a los pensamientos, emociones y acciones.

Y si tu cliente identifica en su indumentaria, su estructura mental, su estilo de respuesta emocional y su patrón de afrontamiento… Tus sesiones, serán la bomba!

6. Trabaja tu Auto-conocimiento

Sí, la calidad de tu auto-conocimiento es proporcional al impacto que puedas tener en sesión. De alguna manera cuando nosotros mismos hemos pasado por procesos de desarrollo personal algo pasa que tenemos una capacidad más profunda de ayudar a otros en ése proceso.

¿Cuál de estos consejos quieres comenzar a poner en práctica?

Deja tus comentarios más abajo.

Un abrazo

Domingo

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