Cuando se habla de estilo o bien tendemos a querer etiquetarnos para encontrar la forma definitiva de vestirnos o bien pensamos que hay tantas posibilidades que caemos en el estrés seguir las tendencias o los consejos de las revistas.

Esta sensación de «estar copiando» la imagen de otros, nos despersonaliza. Y miramos el armario como si fuera una máquina automática que dispensara looks y «paquetes de apariencias prefabricadas» para cumplir con lo que se espera de ti.

Como te contaba en el artículo: «Resuelto el Misterio del Fondo de Armario«: Tu Fondo de Armario (el que tengas) es una proyección inconsciente de la imagen que tienes de ti mismo, de los vínculos emocionales con lo material, con las personas importantes de tu vida, las situaciones pasadas y experiencias que te han impactado y tus deseos de ser quien quieres ser.

Por éso puedes echarle un vistazo ahora con una mirada más profunda y convertirlo en una herramientas de auto-conocimiento, sí, desde fuera también puedes saber de ti.

Todo lo que ves en tu exterior es un reflejo de cómo te llevas contigo y en el caso concreto del vestuario, es un altavoz directo de «lo que crees que eres», tu propósito de vida y tus necesidades más profundas pendientes de satisfacer: Tu Identidad.

Por éso se habla del «Poder de la Imagen», porque:

Pero claro, con el foco puesto fuera, no se tiene poder personal ni nada. Se tiene dependencia de lo externo para ser nosotros mismos y nos convierte en personas superfluas y vacías de contenido.

El poder lo ganas cuando eres consciente de quien eres y eliges a cada momento cómo quieres vivir lo siguiente. Es entonces cuando tu imagen externa se convertirá en una aliada para ser más libre, auténtico y genuino.

Bajando al día a día hoy te propongo revisar 7 miedos recurrentes que aparecen en relación a la imagen externa, para que tú mismo decidas qué hacer con la información que encuentras.

Hablaremos pues mensajes en relación al vestuario que te están chivando al oído lo que necesitas satisfacer para sentirte mejor dentro y luego ya decidir cómo te proyectas. ¡Que tu imagen no elija por ti!

1. «Soy dejado con mi imagen externa, me da pereza vestirme o pensar en estas cosas; si fuera por mí iría en pijama todo el día»

Esta la forma en la que se presenta la falta de confianza.

Te preguntarás que tiene que ver una cosa con la otra; déjame contarte el por qué.

Si te cuesta ponerte en primer lugar, tener un papel activo en tu vida, ser asertivo y expresar tus derechos o bien te cuesta aprender a poner límites a las personas o circunstancias que te invaden, es normal que a la hora de presentarte estéticamente te cueste la vida adivinar qué narices ponerte; salir con un botón colgando o la mancha de café en la camisa que desafortunadamente cayó en tu camisa en el desayuno.

No es tu imagen externa, es el agujero de auto-afirmación que está por cubrir:

Revisa si en algún área de tu vida te comunicas de forma sumisa para evitar conflictos.

– Ponte el termómetro del compromiso: sí, contigo ¿cuánto te comprometes en primer lugar con lo que tú verdaderamente necesitas?

– Detecta si en alguna situación evitas tomar el liderazgo por no sentirte expuesto.

– Luego ve a tu armario y separa todo aquello que tienes roto, viejo o está cargado de energía del pasado y revitaliza tu look para autoafirmarte con prendas y colores «nuevos para ti».

2. Soy sota, caballo y rey; no sé cómo vestirme de otra manera distinta a lo de siempre.

Aquí se expresa el miedo al cambio a través de tu vestuario.

No son las americanas del mismo color para ir al trabajo, ni los 3 pares de zapatos iguales en colores neutros, o el abc de la semana y los dos vaqueros para el finde.

Si tienes una forma de pensar muy estructurada que te ayuda a tener el control de las situaciones, proyectos y relaciones, es estupendo hasta el límite que te esté impidiendo vivir experiencias nuevas, atreverte a soltarte la melena en algún aspecto de tu vida o simplemente crear el estilo de vida que quieres.

Si quieres algo distinto, cambia de acción. Todo empieza por los pensamientos que tienes, el permiso que te dés a sentir todo el espectro de emociones y continúa por probar a comportarte de forma más espontánea, no pasará nada…

Entonces:

Revisa si tu forma de pensar contempla otras alternativas, bien porque las provoques tú o bien por ser más abierto a las opiniones de otros: sé más flexible a ver qué pasa.

– Si sientes miedo al cambio piensa que es el camino por el que hay que pasar para que «la parte de ti que sí es capaz» te haga crecer. No hay cambio sin miedo y es de lo más natural en el ser humano.

– Agenda una actividad a la semana en que experimentes emociones sin un objetivo concreto, sin expectativas y casi no «tengas que» hacer nada: lo artístico, la música, el baile, o salir a pasear sin rumbo.

Sal de la zona de confort con el uso del color: hay un mundo más allá del azul, negro, marrón y gris. Usar un día el amarillo no es estridente, o el verde tampoco es tan atrevido y el rojo es tan válido como el resto. Y prueba a combinar lo que tienes de una forma «alternativa».

3. Todo tiene que estar perfecto, si no no me siento bien.

Aquí se expresa el «must»: «necesito exigirme para sentirme válido y validado».

Si te sientes identificado con «tener que conseguir», «hay que superarse cada día», «me exijo mucho a mí y también a los demás»… date cuenta si estás siendo justo contigo y con tu entorno.

¿Cuánto más necesitas presionarte para seguir «consiguiendo»?

En el momento en el que los resultados se apoderan de tu agenda y corazón, la rigidez toma el poder y dentro de ti te quedas muy pequeñito y poco valioso. Ahí empieza el asunto.

Está bien querer mejorar pero ¿desde dónde quieres hacerlo? y sobre todo ¿para qué?

Enumera todo es válido en ti sin que necesite ninguna mejora más. ¿cuántas cosas te salen?

– Si son pocas o te cuesta escribir ésa lista, es urgente para ti, hacer un stop cada día en el que te encuentres contigo mismo simplemente para conocerte, te falta energía.

Revisa tu modelo de éxito: ¿qué te estás pidiendo ser que sigues sin alcanzar y está tan lejos que hasta te da vértigo?

– Encuentra un estilo de vida con menos objetivos que cumplir y exponte a unas primeras experiencias en las que puedas experimentarlo. Si aparece la culpa, date cuenta que sólo es una voz que tienes que comprender; tú eres válido tal y como eres.

Y luego:

– Ve a tu ropero e incluye prendas sin entallar, tejidos fluidos, cómodos y básicos que te aporten una imagen más abierta, libre y sin pretensiones. Te costará, pero no es un locura, pruébalo y registra cómo te sientes; necesitas salir de la zona de «inconfort».

– También te servirá exaltar tu físico y probar con combinaciones más creativas.

4. Tengo miedo de ir demasiado cursi o infantil.

¿Cuál es el motivo?

Si estás seguro que tienes sentimientos elevados que quieres compartir con el mundo no te preocupará si los demás te perciben como un amante acérrimo de valores humanos. Éso no es cursi.

Si te ves que lo que muestras es amaneramiento o te identificas con una imagen ideal que no existe, entonces es posible que tu niño interior esté pidiendo a gritos que lo quieran y que alguien se comprometa a sacarle de paseo sin restricción de horarios.

Y ¿dónde está ése niño interior?

Ése es el trabajo:

Conecta con las necesidades afectivas que tratas de cubrir a través de ser cálido y amable hacia afuera y «dátelo» a ti mismo.

Comprométete con una causa social, artística o científica que realmente te ponga en reto y en la que puedas desarrollar tus sueños: enfoca tu energía a manifestar tu imaginación aquí y ahora.

– Aprende a mirar los conflictos como oportunidades de crecer y tomar las riendas de lo que has venido a hacer a este mundo.

Y si miras tu closet:

Baja el volumen de tus accesorios, reduce los volantes y estampados; vete a buscarte en prendas en la que tú seas el protagonista más que la imagen que quieres crear.

Usa colores más contrastados que den estructura a tus ideas y prendas más estilizadas que vaporosas.

– Y piensa más en el mensaje que transmites que en la apariencia que manifiestas.

5. Dudo si ponerme ciertas cosas no vaya a ser que se me vean «vulgar».

Aquí se presenta la necesidad de ser reconocido vinculado al cuerpo.

Cuando el físico te atormenta bien porque no te gusta nada o porque pones mucho esfuerzo en tener un cuerpazo, ser superfemenina o el más masculino de todos, el foco de tus motivaciones está sesgado por la belleza del cuerpo.

El cuerpo es fundamental para vivir, es el vehículo gracias al cuál estás aquí y la antena perceptora de tus pensamientos y emociones. Fíjate como todo va más allá de las formas y que la imagen personal NO es SOLO el cuerpo.

Si tu auto-estima está basada en exclusiva en ésa dimensión y por cómo resulta: si atractiva o del montón; pierdes la oportunidad de ser una persona más completa en tus dimensiones: mental, emocional, espiritual…

Te servirá:

– Hacer un listado de las fortalezas que tienes que estén relacionadas con otras áreas de tu vida. Elige la más potente y ponla en primer lugar agendando actividades que te ilustren. Recuerda que no pueden coincidir con nada que tenga que ver con el físico.

– Estimula tu intelecto, busca experiencias emocionales que te conecten con personas admirables por su capacidad de influencia.

– Ve a tu ropero en busca de colores tonos medios, tejidos naturales, ropa amplia o de cortes más cuadrados y estructuras y tejidos amables que te acerquen a ti.

6. Me encanta experimentar pero a veces me siento ridículo.

¿Qué es lo que te hace tan diferente como para que te perciban así?

El sentimiento de ridículo surge en relación a los demás y cuando está muy presente es posible que te venga bien revisar qué parte de ti rechazas y la necesidad de comprenderte a ti primero.

¿Qué tal te llevas contigo?

Será útil:

Revisar lo que consideras vulnerable en ti, «débil» o menos que los demás. Para tomar perspectiva y darte cuenta que todos tenemos nuestros más y nuestros menos y que todo lo que eres: es digno de ser aceptado.

Evita compararte con los demás para encontrar «extrañezas en ti». Si realmente lo piensas pregúntate ¿qué fortaleza puede haber en ello? Ahí está la salida.

– Dedica tiempo a bajar a la realidad tus sueños más extravagantes, ten por seguro que dándole forma, aunque te cueste, conseguirás poner carril al tren de tu imaginación.

– Y ve a tu Imagen Externa para: hacer más homogéneo tu look, pasar el filtro de «menos es más» y encontrar la esencia de tus aparentes disparidades. Prueba a vestir buscando el orden, equilibrio y la seguridad en ti.

7. Me da miedo llamar demasiado la atención y que me mire todo el mundo.

¿Qué es lo que verán si llamas la atención?

Si tienes necesidad de impactar en el entorno que sea por un mensaje con fondo y forma.

Cuando tu apariencia coge la batuta, el barroquismo se apodera de ti y sientes el riesgo de llamar la atención es posible que estés usando tu imagen para recibir un reconocimiento intelectual que aún no has logrado.

La necesidad de «crear un concepto» se satisface con un profundo ejercicio de reflexión que con el tiempo sí, se convierte en una imagen de impacto. Pero será por el compromiso con tu propósito y tu capacidad de influencia natural, no provocada o agresiva.

Actúa sobre ello:

– Dándote permiso a crear un proyecto propio en el que puedas dar rienda suelta a tu pasión por el mundo del conocimiento.

Evita buscar la aprobación en los demás por tu mente brillante pasando más horas delante de «tu folio en blanco» para llenarlo de ideas reales y útiles para los demás.

– Dale una vuelta a tu vocación a ver si está encajando con tu profesión real y haz un plan para los cambios que necesites hacer.

Y con tu Imagen:

Detecta las temáticas principales que tu ropero inspira y elige aquella que exprese tu nuevo objetivo. Incluye más prendas básicas y colores orgánicos que te conecten con el presente y la indumentaria que sea para el teatro, sólo para ésos días.

¿Qué miedos o necesidades sin cubrir crees que «cuenta tu ropero»?

Y sobre todo, ¿cuál es tu siguiente paso para disfrutar de una Imagen Externa más libre y Consciente?

Dejas tus comentarios más abajo.

¡Será genial saber de ti!

Espero que te hayan servido estos tips.

Un abrazo

Domingo

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8 COMENTARIOS

Comentarios

  1. maria dice

    Me ha gustado mucho creo que el complementar una cosa como es el estilo con la personalidad y tus necesidades mas personales es una manera distinta de ver e infundir la asesoría personal. Espero mas cositas así … Gracias

  2. Aurora dice

    Muy interesante. Ser consciente de que tenemos un estilo al que tendemos, porque nos sentimos cómodos. Tiendo a ir con colores alegres, me veo bien y cosas prácticas, si algo es demasiado elegante, no veo el momento de utilizarlo.

    • Domingo Delgado dice

      Gracias por pasarte por el blog. Así es, todos tendemos hacía un estilo con el que nos sentimos cómodos, que tiene que ver mucho con las emociones y la percepción que de ti mismo tengas y quieras reflejar. Un abrazo

  3. Elvira Valle Conde dice

    Es fácil etiquetar por el exterior, por la forma de vestirnos o por la forma en la que expresamos lo que nos hemos puesto. Todo está conectado con el exterior con la mirada externa y como lo vivimos. No siempre nos dice quienes somos o que queremos realmente pero la vestimenta que usemos, puede darnos fuerza o todo lo contrario. Se nos olvida sentir, escuchar, hablar a nuestro YO interno….No lo abandones por ser aceptad@ o querid@
    Gracias por los mensajes

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