¿Te has pillado alguna vez relativizando los halagos que te hacen tus amigos o compañeros de trabajo?

¿O tal vez quitándole importancia a los logros que has conseguido?

¿Ruborizándote ante un cumplido? ¿O dando por hecho que lo que aportas está bien pero no es como para tirar cohetes?

Todas estas y otras tantas conductas impiden que entre ti la preciada caricia del reconocimiento. Y es que además parece que valorarse y distinguirse por los propios méritos sea arrogante o típico de personas muy egocéntricas.

Hay de todo pero hoy me centraré en ayudarte a superar ésas creencias inconscientes que te hacen sentir que no mereces, que te sientas por debajo o escasamente digno de recibir las bondades de la vida con ganas y salero.

¿Por qué ocurre esto? Este sentimiento de minusvaloración puede venir por varios frentes:

Te pones Metas muy altas y si no hay resultados sientes que fracasas:

En esta sociedad tan aspiracional en la que vivimos parece que todo el mundo tiene que convertirse en un gurú de lo suyo, destacar de forma sobresaliente para ser válido o llegar a alguna cima, allá entre las nubes.

Cuando las metas que nos ponemos tienen unas expectativas tan altas es totalmente normal que hasta que ocurra no sientas que eres totalmente válido, merecedor de reconocimiento y disfrutador oficial de tus pequeños logros.

  • ¿Cómo son las metas que te planteas en la vida? ¿Altas, medias, bajas, alcanzables o inalcanzables?

Tenemos derecho a soñar y a visualizar el futuro que realmente queramos, lo que pasa es que muchas veces dejamos de lado las verdaderas necesidades que urge satisfacer.

La sensación de logro aumenta cuando hacemos un mix entre las metas aspiracionales y las del día a día que por muy simples y básicas que parezcan nos llenan de energía.

  • Si además añadimos que hasta que no vemos «resultado perfectos», es decir: exactamente igual que los visualizamos antes de que ocurren, nos sentimos fracasados desde el primer paso.

Trabaja pues la flexibilidad: una cosa es como planificas y otra el desarrollo de los pasos para llegar donde quieres.

  • Vigila caer en el círculo vicioso de la Exigencia, para «pedirte más», «para hacerlo mejor», «para dar más de ti».

La mejora continua es una de las cosas más bellas que existen para crecer pero no depende tanto de revisar el baremo de tus resultados sino más bien del «desde dónde» te planteas crecer

Cuando actuamos desde la presión, el miedo y la exigencia, aunque logremos objetivos será más fácil sentirse frustrado que cuando nos dirigimos a nuestras metas con una actitud de sana superación personal.

  • Cuando ponemos conciencia en el proceso más que en la meta, la cosa cambia.

Puedes que hagas las cosas mejor o peor pero… ¿cómo te llevas con «el viaje» hacia tus objetivos?

¿Te gusta ir mirando el paisaje? ¿O tal vez haciendo amigos por el camino? ¿Te fijas solo en los resultados?

Sin duda puedes encontrar muchos más logros en el proceso: las actitudes y hábitos que has desarrollado, las creencias limitadoras que has superado, las relaciones personales que te han apoyado o has descubierto, los recursos y habilidades que has puesto en marcha, etc.

¿Ves?

Si a esto le sumas el éxito o aprendizaje de llegar a tu meta, te hará sentir mucho más pleno y consciente de toda la energía que has puesto en conseguir lo que deseabas. Si has puesto lo mejor de ti, independientemente de los resultados, esto, ya te aportará una sensación de superación en sí mismo.

Si te comparas o te Juzgas

Otro mal que nos azota a la hora de sentirnos merecedores es la comparación.

En el momento en que tu ojo pasa de mirarte a ti a buscar alrededor alguien que lo ha hecho mejor, tu juez interno da con el mazo en la mesa y en un sólo minuto pasas a la cárcel de la auto-crítica negativa.

Salir de ahí es un trabajo complejo pero quédate con la idea de que los demás, sus logros, carisma y bienaventuranzas puedes convertirlos en inspiración, no en la demolición de tu Autoestima.

Es más, si cultivas la costumbre de alegrarte por los logros de los demás de forma abierta y honesta, comenzarás a liberarte también de la comparación.

Cuando no te sientes suficiente aprendes a ver el mundo con escasez y es difícil celebrar que los demás brillen.

Piénsalo, compararse en un arma de doble filo; acabar con ello supone: reconocerte como digno y valioso al margen de los resultados que consigas y aprender a elogiar y disfrutar de cómo los demás crecen.

Si te pones a ello, verás que al principio es como un poco ortopédico pero con el tiempo desarrollarás una habilidad indispensable para: aprender a recibir (y a dar).

Como superar el miedo a no ser suficiente y sentirte merecedor

Si tienes la creencia del esfuerzo y «merecer para ganar»

Un día mi coach me preguntó: «¿Cómo has conseguido tus logros hasta ahora?»

Y le dije: «Con esfuerzo»

Y me respondió: «¿Ah sí? ¿Habría alguna otra manera de hacerlo?»

Y le dije: «Pues no sé…»

Estuve casi una semana repitiéndome estás preguntas y me sentía absurdo porque pensaba:

«Pues claro, cómo se van a conseguir las cosas si no. No entiendo. No lo veo…»

Y me pillé «esforzándome» por encontrar la respuesta, escribía un diario interminable revisando alternativas, y hasta me inventaba situaciones mentalmente para calibrar cómo podría hacerlo de otra manera…

Hasta que caí y abandoné. Me di cuenta que así no quería seguir, me quedaba sin energía y encima sin respuestas.

Era como si desconfiara de mi mismo: ¿por qué no iba a saber encontrar otra forma de hacer las cosas? ¿prefiero sufrir hasta dar con el resultado o quiero otra cosa?

Y me respondí que no, que en todo caso quería disfrutar, permitirme «no saber» y dejarme sorprender por lo que encontrase, tardase el tiempo que tardase.

La confianza en uno mismo es un factor clave para dejar de esforzarte. Cultivar el esfuerzo provoca una descarga de presión cuando consigues los resultados y da la sensación de que entonces es cuando mereces.

Hay que tener cuidado con vincular el «si me esfuerzo, entonces merezco».

Cuando te diriges a tus objetivos sin presión, desapego de los resultados y pemitiéndote fallar aunque des lo mejor de ti, todo cambia.

Romper este tipo de creencias acabará también con la polaridad Premio-Castigo: si lo haces bien, te premias o te premian y si lo haces mal te castigas o castigan.

Cuando dejas de ser generoso a ti o a otros:

Tu idea o mentalidad sobre el dar y el recibir es clave en el sentimiento de merecimiento, en traspasar la sensación de no ser suficiente y en salir del bucle de la escasez.

Los pensamientos que tienes a cada momento construyen tu realidad. Si las emociones son inevitables es en tu mente en la que puedes empezar a practicar de verdad la versión que deseas de ti mismo.

¿Cómo es tu forma de pensar? ¿Abierta o Cerrada? ¿Comprensiva o Crítica? ¿Dinámica o Rígida?

Date cuenta de cómo lo que piensas influye en tus sentimientos que serán: ¿Inspiradores o Limitantes? ¿Profundos o superficiales? ¿Enriquecedores o cercenantes?

Ser generoso supone soltar el control para vivir de forma mucho más fluida y confiada: las bases para sentirte mejor contigo mismo y ya de ahí, avanzar hacia metas más estimulantes y reveladoras.

Identifica en qué área de tu vida te vendría genial ser más fecundo:

  • ¿Saber delegar en tu trabajo?
  • ¿Confiar plenamente en tu pareja?
  • ¿Dejarte sorprender por tus amigos?
  • ¿Cuidar tu cuerpo como prioridad?
  • ¿Pemitirte más caprichos sin sentirte culpable?

Date cuenta de si tu apertura a «dar» tiene más que ver contigo o con los demás. Y también de tu disposición a «recibir».

La vida misma es el campo de trabajo para descubrir tu «perfil de abundancia» y también saber cuál es el siguiente paso para aprender a merecer de forma natural, sin letra pequeña en el contrato.

Como ves, salir del miedo a no ser suficiente y comenzar a sentirte merecedor puedes abordarlo desde varios puntos de vista.

Elige el que mejor se adapte a ti y sobre todo empieza por aquello que más te haya resonado al leer este artículo.

Será genial ver tus comentarios más abajo, me encantará leerlos.

Espero que te haya sido útil.

Un abrazo

Domingo Delgado

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4 COMENTARIOS

Comentarios

  1. Mónica dice

    Me es muy útil este post, sobre todo a nivel profesional. Aunque he avanzado mucho, todavía me sigue dando como vergüenza cada vez que me dejan una reseña llena de alabanzas y agradecimiento. Creo que me pongo unas metas estratosféricas a nivel de ejecución y resultados. Lo cierto es que también he caído en la cuenta de que comparto otras muchas cosas con mis clientes y que esas cosas, que ellos aprecian, me distinguen del resto y me posicionan en un lugar que me sienta bien. Sí, creo que es hora de bajar el listón y disfrutar más del viaje. ¡Gracias!

    • Domingo Delgado dice

      Hola Mónica. Qué gusto verte por aquí! Me alegra mucho que te sea útil.
      Te entiendo, a veces ponernos metas tan altas nos distancia de disfrutar el camino hacia ellas, de darnos cuenta de los logros parciales y aprender a recibir…E incluso a veces, sólo ésa actitud es justo la que frena en crecimiento de nuestros negocios.

      Algunas preguntas que me ayudaron en su momento y te comparto son: ¿Cuál es el beneficio de que me cueste recibir? ¿Qué pasaría si me hiciera cargo de las bondades que recibo? Y a más a más: ¿Qué más haría distinto a lo de siempre si siguiese adelante con ésa actitud de abundancia?

      Esto en lo formal; y en lo informal sólo decirte que eres una crack total en el fondo y en la forma y tu proyecto exquisito.

      Un abrazo Monika 🙂

  2. Ro dice

    Me ha gustado mucho el post y me ha parecido muy útil, práctico y directo. Siento que mediante tus palabras se me ha abierto una gran puerta de introspección y otra para seguir caminando la vida con otra soltura y frescura.

    Te felicito, muchas gracias 🙂

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