Cuando te propones crear una imagen personal inspiradora o ambientar tu hogar con un aire especial a veces surgen obstáculos que impiden que expreses tu creatividad. Te gustaría fluir y dar rienda suelta a tu imaginación pero entre la idea en tu cabeza y la realidad se abre una zanja enorme y los resultados no son como esperabas.
¿Sabes por qué? Te lo puede impedir:
Crear looks y espacios con la razón y olvidarte de las sensaciones:
Las recetas profesionales, las inspiraciones de otros están muy bien, lo que pasa que al tratar de reproducirlas no funciona igual y esto ocurre porque no tenemos la misma conexión con los objetos y prendas que el creador en el que nos hemos fijado.
Sabes que si quieres decorar un espacio romántico te servirá usar cortinas con caída, colores pastel y texturas nobles, luego te pones a ello y no consigues crear la sensación de levedad o dulzura que te habías planteado. Es posible que además todo esté precioso pero te sientes incómodo o te da miedo tocar las cosas para que no se descuadre el escenario o idea que tenías.
Ésa sintonía entre lo que quieres proyectar y el mundo material tiene que ver más con sentir que con pensar.
Prueba entonces a ver cómo y dónde te sentarías en ésa habitación, qué necesitas justo al lado: ¿quizá una taza de té o tus 3 libros favoritos de novela fantástica? Haz literalmente el recorrido sensitivo de ésa habitación y representa las actividades que harías en cada parte. El cuerpo te pedirá mover y recolocar la disposición del mobiliario y quizá ya no quieras colores pastel en el vestidor sino blanco para que puedas ver con claridad todo y los libros fuera de la librería haciendo de soporte para lámparas o fotografías.
Lo mismo ocurre a la hora de vestirte. Si quieres un look creativo y ves a una amiga que lleva complementos ochenteros que le quedan genial y tú pruebas y te sientes un poco payaso.
Experimenta primero qué te hace sentir a ti creativo, si es la música o tal vez cocinar. Busca elementos de estas actividades que puedas «transportar» a tu apariencia. Quizá el negro y blanco de las teclas del piano, un peinado despeinado o la combinación de colores vivos de tus platos, estampados inspirados en la naturaleza o camisetas pop con fotos de frutas serigrafiadas tipo Warhol.
Desconocer el elemento que abraza a todos los demás dándole sentido:
Por muchas vueltas que le des a lo que quieres proyectar, diseñes en papel o leas muchas revistas lo que hace especial a tus creaciones estéticas son su capacidad de representar un símbolo. ¿Y esto cómo se hace?
Parte de una palabra central que sea el medidor de tus espacios o indumentaria; por ejemplo: un valor personal.
Si eres generoso, siente cómo quieres expresar la abundancia en tu apariencia: esto no significa que llenes de cosas tu habitación o vistas barroco. Prueba a ver si hay un color vivo que exprese la generosidad para ti y úsalo como base de tus combinaciones. Si quieres proyectar libertad, echa un vistazo a si tu look necesita menos estructura e incluso elementos irreverentes que para ti no lo sean.
Como ves necesitas hacer un ejercicio sensorial más que racional y soltarte la melena a la hora de crear. Encuentra el sentido primero y luego experimenta.

Entender el orden como un corset o tener miedo a hacer algo diferente a lo habitual:
Cuando conoces el sentido de tu espacio o de tu look sí es necesario darle forma y estructura; es decir, saber con qué prendas y complementos cuentas, si cumplen las características de tus valores y saber si te faltan elementos para tener un vestidor que te represente; lo mismo con tus espacios.
Cuando empiezas sólo por el orden te agobiarás y abandonarás para volver dentro de 6 meses a plantearte cosas. Salvo que tu expresión externa esté basada en conceptos y tu proyección tenga un aire más arquitectónico.
Empieza la casa por los cimientos.
Si te ves a ti mismo demasiado rígido escogiendo tu imagen externa o tu decoración vuelve al principio y pásatelo bien. Cuando hacemos estas cosas con tensión u obsesionados por los resultados, ya sabemos que no es la actitud para crear hoy y nos separamos de lo que queremos experimentar. Para, tómate un café y retómalo más tarde desde la ilusión.
La imagen externa es dinámica y ésa es la parte más interesante de la creatividad.
Como te decía más arriba no te separes racionalmente de tus ganas de expresarte; vincúlate a tus prendas y objetos como parte de ti y elige las esenciales. No porque tengas que ser pocas sino porque te hagan sentir que expanden tu potencial.
Creo que el sentido de la estética y desarrollar tus habilidades es lo único que no se crea, se encuentra en la experimentación.
Así que sal de la zona de confort, deja tu mente a un lado, no fuerces buscar «lo bonito» y olvídate de los resultados para investigarte.
Cuando te gusta lo que estás probando y sientes que te representa, te darás cuenta que lo que estás haciendo cuenta una historia sensorial, emocional y los resultados aunque imperfectos serás más satisfactorios.
¿Hay alguna otra forma en la que hayas descubierto tus habilidades estéticas?
Compártelas aquí.
Un abrazo
Domingo Delgado
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