Elisa Agudo

Mi imagen de la apariencia hasta ese momento era bastante superficial, en el sentido de que cuidar mi aspecto era parte de mis hábitos, pero no le prestaba demasiada importancia al cómo, ni al para qué. Por otro lado, estaba tan centrada en la mente y las emociones que había postpuesto la relación con mi cuerpo, por lo que no era consciente de los mensajes que me enviaba, ni mucho menos de mi identidad visual, ni de lo que yo quería transmitir con mi imagen. Me sentía con algo de escepticismo, pues confiaba en Domingo pero conocía mis elevadas expectativas de excelencia y exigencia, por ello no tenía claro si mis propios miedos podrían sabotear el proceso de alguna manera. conseguimos integrar las partes de mí que se encontraban en discordia, comprender algunos de los mensajes que me estaba proporcionando mi cuerpo, asimilar la información que llegaba de dentro y reconocer qué partes de mí quería poner al servicio. El resultado fue una expresión mucho más coherente de mí misma y un fortalecimiento de mis valores personales. Fue todo un descubrimiento para mí aprender a elegir los colores que más me potencian, diseñar mi estilo único y genuino (me identifico totalmente con esa Elisa creativa!) y permitirme una apertura hacia el mundo externo desde la esencia, para atreverme a ser yo misma bajo cualquier circunstancia, proyectándola con independencia de modas o tendencias, es decir, desde la consciencia. Ha cambiado mi forma de enfrentarme a la compra de ropa, y a su elección en el día a día. Ha mejorado ostensiblemente mi serenidad de cara a las reuniones sociales y mi enfoque a propósitos en los eventos de trabajo. Y más allá de eso, mis hábitos de cuidado y belleza se han instalado en mi vida definitivamente. Ahora me siento mucho más plena conmigo misma, en coherencia dentro-fuera y con ganas de inspirar a los demás. De Domingo Delgado diría que es uno de los mejores profesionales del coaching que he conocido, dadas sus aptitudes de empatía, motivación, análisis, flexibilidad, y maestría en la materia, pero sobre todo su actitud de escucha y admirable vocación de servicio. Su acercamiento a mí como cliente ha sido en todo momento muy cuidadoso, potenciando mi esencia, respetando mis valores y mi contexto vital, sin entrar nunca en juicios de valor y haciendo aflorar mis mejores recursos.