«La imagen que tienes de ti, no tiene por qué ser la totalidad de lo que eres”
Autoconcepto, Autoestima y Auto-imagen, van de la mano.
Estos tres conceptos están incluidos en lo que llamamos: Imagen Interna.
Cuando te esfuerzas en crear una imagen externa de impacto teniendo en cuenta sólo a la Moda, la tendencia o el entorno, corres el riesgo de dejar al margen, justo lo más importante: tú mismo. Entonces no estarás satisfecho con la realidad que te rodea y supeditado a ser
“lo que se supone que tiemes que ser”.
Encontrarás en la apariencia un parche psicológico que te ayudará durante un tiempo, un “chute” de energía y valoración exprés por ser reconocido por un grupo de referencia.
También corres el riesgo de que al ponerte tantos parches, acabes adicto a las subidas rápidas, al bucle de la superficialidad o a la pérdida de perspectiva sobre quien eres. Incluso puedes terminar disfrazando tu día a día con la realidad y con la imagen de otros.
Como los fotógrafos, cada uno de nosotros tiene una imagen de la realidad. Aunque disparasemos en la misma sala, siempre se dará lugar a múltiples perspectivas de la misma situación.
Igual que los distintos tipos de cámaras, en nuestro inconsciente se encuentran verdaderas potencialidades y ¿sabías una cosa? Sólo entiende el lenguaje simbólico, esto es: el lenguaje de las imágenes. Ya hablaremos de este punto más adelante en otro post…
Te propongo construir un ascensor que podrás utilizar a diario para “subir” y “bajar” información de valor para tu desarrollo y tu forma de manifestarte ante el mundo.
El poder de la imagen está en conectar la imagen interna con la externa. A veces la interna nos tiene atrapados en formas de actuar incómodas que se pueden cambiar. Aquí debemos tener en cuenta que el cuerpo es el único mensajero, no lo olvides; y lo que no hacemos, lo olvidamos.
Hoy nos centraremos en los dos extremos, in & out, para crear una imagen positiva y potente de ti, te propongo 4 sencillos pasos:
- Encuentra un espacio para tu búsqueda. No hay que hacer nada raro; tu sofá, tu rincón favorito, posición cómoda y si te ayuda, enciende un incienso o una vela que te diga que estás en tu momento especial.
- Con la preparación ya se alcanza un cierto estado de relajación.
- El ritual avisa a tu inconsciente de que hoy te tomarás un tiempo con él. Si utilizas siempre el mismo lugar y hora, además sabrá que te has tomado en serio vuestra relación.
- Disponte psicológicamente a desconectar en paralelo: tu diálogo interno, tu cuerpo y tu sentido de la vista; esto es: PARAR.
- ¿Difícil? Sí, lo sé. Déjate llevar, se puede entrenar.
- Elige una actitud de exploración y de apertura a tus deseos de conocerte.
2. Relájate:
- Encuentra una posición cómoda: sentado o tumbado; sabiendo que es un buen momento para no quedarse dormido…y si te duermes, pues disfruta.
- Concéntrate en la respiración: Es el mecanismo que conecta nuestro cuerpo con el exterior y viceversa.
- Toma una respiración profunda y al exhalar permite que salga el aire si forzar.
- La relajación:
- Favorece que fluya la información dentro de ti, y si no es así, ya tienes información.
- Cambia tus ondas cerebrales y se clarifica la percepción.
- Observa qué te pasa cuando buscas relajarte y conectar contigo. Anótalo después si te parece interesante.
3. Presta Atención:
- Ayúdate de la respiración como si fuera ella quien te guiase por todo el cuerpo, de abajo a arriba, de arriba abajo, del centro hacia afuera…, como quieras. Cada recorrido te aportará distintas sensaciones.
- La Atención dirigida al cuerpo nos ayuda a tomar perspectiva de lo externo y nos acerca al interior.
- Sólo hasta aquí ya has hecho bastante.
4. Crea una imagen de solución:
- Cuando ya sientas que estás más conectado-a contigo es el momento de bucear en tu potencial.
- Visualiza un escenario de tu vida que quieras cambiar, quizá de aquella parte que rechazas de ti, de algo que no expresas, o de algo que tapas. Obsérvalo con toda nitidez a nivel visual: lugar, color, brillo, vestuario, etc. También a nivel auditivo: qué escuchas o qué te dices, y a nivel kinestésico: texturas, sensaciones internas, incluso sabor y aromas.
- Toma perspectiva. Como si fuera una cámara de cine, haz un zoom, ampliando la imagen para observarla desde mayor distancia y ángulo. ¿Interesante verdad?
- Formula una pregunta a tu inconsciente, déjala caer como si fuera una gota de agua, sin pretensiones, sin buscar respuestas. Una vez más, deja que emerja la respuesta sin prisa. Ejemplos:
- ¿Es esto lo que quiero para mí?
- ¿Cómo puedo hacerlo mejor?
- ¿Para qué quiero cambiar esto?
- Cuando hayan emergido las respuestas, modifica la imagen total con los elementos que la hagan más plena. Cambia los elementos visuales, auditivos y kinestésicos hacia un escenario más potente y positivo. Sólo el hecho de hacerlo ya predispone a todos tu sistema personal a conseguirlo.
- Cuando estés satisfecho-a, vuelve poco a poco con una agradable sensación de satisfacción.
Los mecanismos que utilizamos al visualizar así y vivir una realidad de ojos abiertos utilizan las mismas estructuras neuronales. Si eres constante, notarás cómo te sientes más motivado-a y con la repetición irás transformando tu realidad externa en lo que más quieres.
Potenciarás aún más tu autoestima si tomas notas de lo ocurrido en cada sesión y te pones pequeños objetivos en tu agenda, ésos que sólo tú sabes en qué dirección van: ¡Y te pones en marcha!
Te invito a generar nuevas realidades empezando por este laboratorio personal.
Comparte conmigo tus descubrimientos
Un abrazo
Domingo Delgado