6 reflexiones sobre los avances en la comprensión de la imagen personal:
1. El mito de la morfología.
Casi en toda la bibliografía de asesoría de imagen se continúa trabajando con la morfología corporal como análisis previo para «construir» una imagen personal adecuada. Su comprensión suele ser uno de los aspectos más demandados por los alumnos de imagen y parece que es la gran solución para encajar en tu imagen externa.
Ya sabemos que desde este punto de vista nos obligamos a cuadrar en un Canon Estético y definir lo «adecuado» para cada persona exclusivamente por la forma general de su cuerpo, es reduccionista.
2. El abuso de lo científico para justificar la percepcón de la imagen personal.
Trabajar con las leyes de la Gestalt y los sistemas iconológicos está muy bien, siempre y cuando no le demos toda la importancia a la forma y a la percepción de los demás. El trabajo con lo simbólico requiere de herramientas psicológicas para acompañar al cliente, no para decirle cómo tiene que manifestarse ante el mundo.
Tampoco si asignamos al cliente un «Arquetipo» para solucionar la búsqueda a nivel inconsciente, estamos acertando mucho…Si damos las soluciones, anulamos la experiencia de aprendizaje y de la Conciencia.
En cualquier caso, por mucho que manipulemos la forma ésta no tiene por qué identificarse con un significado real y profundo de la persona. Todos los significados simbólicos evolucionan con la historia. Podemos empujar a la superficialidad y a la identificación con la forma. La búsqueda de identificación con su Ser sería más desarrollador.
3. Falsa identificación de la imagen externa con estilismo.
Seguimos observando como al hablar de imagen, en relación a las personas, sigue siendo la forma estética en que se manifiesta.
La Estética se apoya en lo físico, lo psicológico, lo filosófico y lo espiritual. Hemos visto como determinadas marcas pese a su impactante branding no alcanzan los objetivos deseados. También sabemos que es habitual que un buen proyecto desarrolle una imagen única por el desarrollo real de sus valores aunque no utilice imágenes de tendencia; crean tendencia.
4. El trabajo de forma lineal y falta de integración.
Con el impulso al uso de métodos integrales en el trabajo de asesoría de imagen, encontramos propuestas muy variadas en las que se trabaja con distintos profesionales: Psicólogos, Nutricionistas, Especialistas en Comunicación, Estilistas, etc. Incluso el trabajo de la imagen del espacio con Arquitectos o Especialistas en Feng Shui.
En la mayoría de los casos simplemente son profesionales «sumados» a un proyecto para el cliente pero sin conexión entre las áreas de trabajo.
¿Dónde está el método que permite a la persona integrar sus dimensiones?
El cliente pasa por una ginkana de servicios de alta calidad pero…¿en qué momento se le facilita que tome consciencia? ¿con qué herramientas? ¿hay respuestas cerradas para todas las personas?
El peligro del informe que se le entrega al cliente es que se perciba como un mandato y cómo un ratoncito de laboratorio, debe dedicarse a poner en práctica las instrucciones del equipo profesional. ¿Dónde está la persona en esta conversación?
Desde el punto de vista de la estética facial y corporal, sucede algo similar:
«En nuestro centro trabajamos contigo, de dentro a fuera»
En estas propuestas trabajan el interior de forma física; es decir, tras un análisis médico, nutricional o incluso energético. Si le digo a la persona que su problema de trastorno circulatorio en la zona media del rostro tiene que ver con el páncreas y este a su vez con la preocupación extrema, ya no tiene más alternativas y pedirá «ayuda» en vez de apoyo. Si le entrenamos en el autoconocimiento sobre sí mismo será diferente.
El trabajo con herramientas como el Coaching fortalece muchísimo al individuo y dota de una responsabilidad al cliente que va más a allá de darle las indicaciones, diagnósticos y etiquetas. Pongamos la investigación holística a nuestro favor, respetando el proceso de descubrimiento del propio cliente. Y también distingamos bien lo que es interno de lo que es físico, teniendo en cuenta que se conectan.
5. Amplitud de miras del concepto de Imagen.
Si entendemos a la imagen como algo intangible, más allá del vestuario, de la comunicación no verbal incluso y de la marca personal, podemos acceder a la persona y no sólo a su representación evitando un Selfie Syndrome.
Lo más interesante quizá sea, encontrar la conexión entre la persona y su representación; entre quien eres y cómo te manifiestas ante el mundo.
La imagen como fenómeno, como experiencia altamente dinámica, llena de información más allá de lo evidente y como representante, no sólo de equivalencias o cánones creados por otros, abre un mundo de posibilidades de percepción, comprensión y originalidad.

Foto: www.today.com
6. Autenticidad, Transparencia y libertad.
En muchas ocasiones no tenemos claro cuales son nuestros valores y adquirir una estética determinada sin sentido nos proyecta hacia afuera con distorsiones. La realidad nos devuelve entonces unos obstáculos que no entendemos y nuestro auto-concepto se merma o dispersa.
Recordemos que estética no es «qué me pongo», tiene que ver con la percepción y sensación, sí, y lo más importante: el diálogo con la esencia, con el «quien soy» y la forma de manifestarte ante el mundo.
Os invito a ver este video de Lizzie Velazquez; sobran las palabras….
¡Buen día!
Un abrazo
Domingo Delgado