Llevarse mal con los resultados negativos, la sensación de fracaso personal, el miedo a hacer el ridículo, a no estar a la altura o definitivamente sentir que no eres suficiente, tiene solución.

Puedes abordar tu relación con el éxito desde diferentes perspectiva aunque hay una de ellas que pocas veces revisamos: la imagen que tienes de ti mismo.

¿Por qué?

Básicamente la Auto-Imagen o Auto-concepto es una representación mental de lo que crees que eres.

Puede ser cierta o no pero tiene influencia directa sobre tus emociones, las decisiones que tomas, los comportamientos que tienes y los «resultados» que obtienes en tu vida.

Muchas veces lo que queremos es una fórmula mágica para el éxito, para sentirnos más felices y plenos y buscamos herramientas o estrategias que hagan «fuera» lo que en ocasiones, no tenemos «colocado» por dentro.

La Imagen que tienes de ti mismo se ha formado por una combinación de cómo te ves a ti mismo, de la forma en que otros te han percibido pero también hay otro ingrediente que viene de vuelta:

La forma en que tú interpretas cómo te ven los demás.

Y ¿qué fue primero, la gallina o el huevo?

Piensa que en síntesis tu Auto-Imagen es «una fotografía interna» que te hace ser, actuar y sentir.

Es cierto que se expresará también en tu Estilo, pero hoy miraremos sólo dentro.

Cuando tienes un Auto-concepto pobre de ti mismo, tu crítico interno carga de negatividad la visión que tienes de ti y en consecuencia; consigas lo que consigas, será difícil que puedas valorar con prestancia tus logros. Y no pienses que esto es exclusivo de aquellos que se hablan mal a sí mismos. La Auto-imagen pobre también se encuentra en los «Triunfadores» con una exigencia altísima hacia sí mismos y con una necesidad obsesiva de plantearse hazañas cada vez más complejas para «superar» como sea su vacío de logro. Hay de todo.

Además, con estas credenciales de un auto-concepto chiquitito, sólo podríamos mirar igual (o peor) a los de afuera: con crítica, juicio y menosprecio…

Y esto no, no lo queremos: ¿verdad?

La Imagen de Éxito: 

Es una convención, un código social inconsciente que nos hace compararnos inevitablemente. Los modelos éxito son formas estereotipadas en las que las personas nos sentimos reconocidas.

Todo esto es muy útil para sentirnos también pertenecedores: a un grupo, una cultura, una profesión, etc.

Pero a veces se convierte la espada de Damocles que cuelga de un filo hilo sobre nuestras cabezas.

Quedémonos sólo con Modelo de reconocimiento que en el fondo es aquello que nos hace sentirnos amados y valorados.

Por éso, si vemos fuera cómo hay que comportarse para ser incluidos tendemos a copiar comportamientos, esperanzas y hasta sueños.

¿De quién es el éxito?

Tuyo y sólo tuyo.

Es un modelo único, personalísimo e intransferible. Y sobre todo: basado en emociones.

¿Quieres descubrirlo?

Toma papel y boli y describe las emociones que quieres sentir cuando alcances lo que andas buscando.

Si ves que se parece mucho a los estándares sociales, dale una vuelta. A veces se cuelan los referentes.

La Imagen de Fracaso:

Es una imagen mental de los resultados negativos que puedes obtener.

Aparece antes de ponernos en marcha hacia una meta, o bien después al comprobar los resultados de tus intenciones.

Está basada en un juicio muy radical hacia ti mismo, que merma tu autoestima y menoscaba tu capacidad de sentirte más pleno.

Afecta a que cuando te plantees nuevos objetivos, revivas las experiencia de lo que pasó e impidas desarrollar un aprendizaje mucho más productivo.

La sensación de fracaso está cargada de la influencia feroz de tu crítico interno y responde a un patrón de perfección y culpa, listo para desvalorizarte y menoscabar tu luz interior.

Por ello con ésas gafas será habitual que pienses que «no eres suficiente», generes resentimiento y envidia hacia las personas que sí consiguen lo que tú anhelas, o que te sometas a un Ego «de aquí no pasado nada y yo me pongo por encima» generando más frustración e inseguridad.

Uf…sí, lo sé, es mucho.

Esto no lo queremos.

La salida no es tampoco un falso optimismo, tampoco sentirte tan pequeño e implorar al cielo que «alguien venga a salvarte», te salvarás tú solito-a, si quieres.

¿Cómo empezar a cambiar?

Lo primero: revisa tu Auto-Imagen valorando en su justa medida tus capacidades, negocia con tu crítico interno,  exponte progresivamente a situaciones de incertidumbre para empezar a tolerarla más y aprende mucho de cómo funcionas por dentro..

Lo segundo: ¡Claro que hay estrategias» Sólo que por favor, adáptalas a ti , téstalas y crea tu propia hoja de ruta.

1. Pre-contemplación:

Cuando te sobrevenga un reto, antes de que pase «casi nada», observa cómo estás interpretando tu desafío. Te servirán estas preguntas:

  • ¿Cómo visualizo los resultados de la meta que deseo alcanzar?
  • ¿Qué es lo peor que puede pasar si fallo?
  • ¿Qué es lo que puedo aprender si fracaso?
  • ¿Y lo que puedo aprender si lo consigo?
  • ¿Cómo se queda mi Auto-imagen en esta conversación?
  • Y en función de los resultados de estas preguntas, vuelve al principio hasta que consigas una imagen de futuro favorable y estimulante.
Sentimiento de Fracaso Personal

2. Foco en el objetivo

Si te centras exclusivamente en los resultados que quieres obtener, corres el riesgo de caer en la Exigencia: la estrategia central de tu crítico interno, la dueña de las voces que te echan la culpa y el terreno del no merecimiento.

Si te centras en el objetivo, correrás en el riesgo de caer en la Excelencia: seguir adelante pase lo que pase, la fuente de automotivación puesta en el sentido de lo que haces: tu para qué.

3. Consciencia de los obstáculos:

Hay que mirarlos, porque así sabrás que necesitas para avanzar:

  • Cuáles son los problemas más complejos y los más fáciles para ordenarlos por prioridad.
  • Qué cantidad de esfuerzo va a pedir de ti para que puedas ajustar de forma saludable tu plan para conseguirlo sin que te pase factura.
  • Detectar qué probabilidades tienes de conseguirlo en base a lo anterior y si faltan recursos o apoyos, revisar tu lista y valorar las contingencias.

4. Búsqueda de recursos y opciones

Cuanto más habilidades, destrezas, herramientas y gasolina pongas de tu parte, mejor.

Describe muy bien varias alternativas y ten siempre un plan B, C y D.

Esto te hará aumentar la perspectiva y todo lo que hagas aunque no funcione por esta vez, podrás usarlo en otros objetivos que te plantees más adelante y en definitiva: convertirte en un especialista de ti mismo/a.

De ahí que el auto-conocimiento sea muy útil para saber cómo tratarte a las duras y a las maduras.

5. Confianza en la Toma de Decisiones

Atreverse a ir a por tus sueños necesita una toma de decisiones interna.

Si vas hacia tus metas sin asumir 100% la responsabilidad de lo que has elegido te restará energía y en caso de no ir cómo esperado, surgirá el arrepentimiento.

Piensa que lo que decidas estará bien porque has «elegido» y te «has permitido» y «autorizado» ir hacia lo que deseas alcanzar.

Si haces este proceso te darás cuenta que ganarás en seguridad en ti mismo.

Y fíjate cómo esa seguridad que buscas, tiene que ver con también con la Confianza en tus propios recursos para ganar o perder.

Adelante.

6. Tolerancia a la incertidumbre

Puede que consigas lo que quieres o no.

El sólo proceso de afrontar esta realidad te hará ver una oportunidad en cualquiera de los dos casos.

Si lo consigues: ¡premio!

Si no lo consigues: ¡premio!

¿Cuál?

El de la oportunidad de aprender.

7. Valoración de los resultados.

Hazlo, pero claro, mira a ver qué gafas te vas a poner…

A mí esto de la mejora continua al principio me estresaba y luego me di cuenta a la larga de los fuertes pilares que me han dado para sentirme en un camino personal más sólido y enriquecedor.

Esto sólo puede verlo cada uno, claro.

Coge lo que te sirva y sobre todo: experimenta.

8. Celebrar los pasos

Parece que la fiesta siempre es al final:

  • ¿Cómo ha sido tu proceso de mirar las oportunidades?
  • ¿Qué logros intermedios has conseguido?
  • ¿Qué nuevas habilidades has desarrollado al afrontar el cambio?
  • ¿Qué más puedes aprender de todo lo que has implementado?

9. Marco Aprendizaje/Marco Fracaso.

Lo cambia todo.

Si en algún momento decaes, es totalmente normal, no somos perfectos ni queremos que nuestro desarrollo personal se convierta en algo ideal e inalcanzable; es lo que hay.

Lo que pasa es que después de tu vivencia emocional, cuando ya has revisado lo que ha pasado si algo no sale como esperabas, puedes apuntarte a:

  • La Escuela de las lamentaciones: sólo se ven problemas que te llevan a una queja drenante, cansancio físico, afectamos al entorno negativamente y nos sentimos mal.
  • La Escuela de Vida: reconocemos las emociones que estamos viviendo, nos damos tiempo y permiso para curar nuestras heridas y comenzamos a ver lo ocurrido con otros ojos, lo que es: Aprender. Desde ahí aparecen nuevas alternativas y apoyos, cambia nuestra energía y nuestra imagen interna se ve fortalecida pese a los resultados.

10. Date permiso:

La gran clave.

Cuando queremos desarrollar nuevas habilidades y estrategias de vida necesitamos practicar.

Como pasa con los conductores noveles, sabemos que se cometen errores nada más empezar.

Pero que a la larga, con la práctica, seremos capaces de conducir cualquier coche con soltura.

Espero haberte ayudado a poner en marcha una nueva actitud.

Y ahora dime:

¿Qué otras estrategias has usado para salir de la sensación de fracaso?

¿Qué aspectos de tu Auto-imagen te gustaría cambiar para sentir más capacidad de éxito?

Me encantará leerte.

Un abrazo

Domingo Delgado

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2 COMENTARIOS

Comentarios

  1. Iris dice

    Gracias, muy interesantes las propuestas para mejorar la autoimagen, a veces uno no es consciente de como nos percibimos y nos guiamos por lo que puedan decir los demás. pero una pregunta: como valoro lo que me dice una asesora de imagen? es como ella me percibe? o yo puedo tomar mis propias decisiones?
    Agradeceré mucho tu opinión.
    Un abrazo.

    • Domingo Delgado dice

      Hola Iris!
      Muy buena pregunta 🙂
      En mi opinión creo que cada uno de nosotros debe ser autónomo y aprender a conocerse por dentro con soltura para encontrar tu propio camino.
      La Imagen Externa es un reflejo de la interna, a veces necesitamos ayuda con una o con otra y está genial buscar apoyos para crecer.
      Una de las diferencias entre Coaching de Imagen y la Asesoría de Imagen Tradicional está en que en el primer caso las herramientas van enfocadas al autodescubrimiento y el coach facilita herramientas para que el cliente encuentre las respuestas por sí mismo. Y en el segundo caso es consultoría; es decir otra persona experta se encarga de crear y definir la imagen del cliente basada en su valoración. Son dos enfoques distintos igual de válidos; dependerá de los objetivos del cliente y sus necesidades.
      Espero haberte ayudado y ¡bienvenida al blog!
      Un abrazo

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