1. Acompañar a objetivos reales más que ideales

Es habitual que tus clientes vengan con una idea de mejorar su imagen y que esté asociada a los cánones de belleza o modelos de éxito estandarizados. ¿Qué haces para gestionar esto?

Necesitas ser consciente que los objetivos que medimos con cuestionarios o contamos desde la razón corren el riesgo de generar una apariencia que aleje a la persona de sí misma, le empuje a exigirse y reciba un reconocimiento de su entorno que no cubra sus verdaderas necesidades. (Esta diferencia fundamental en «Deseas o Necesitas»)

2. Manejar las emociones del cliente sin dar consejos

¿Qué sabes sobre las emociones?

Es importante conocer si tu cliente busca un estilo para crecer o para reforzar patrones psicológicos de los que no es consciente y le limitan. Pregunta sobre cómo se sentirá cuando consiga el cambio que quiere y este será el medidor que tú le acompañarás a observar su éxito.

No todo es alegría y todas las emociones aportan información útil sobre qué necesita cada persona.

Las 6 emociones básicas son “mensajeros” que vienen a contarte si has logrado algo (Alegría), si has perdido algo (Tristeza), si te has encontrado un límite (Enfado), si has experimentado rechazo (Asco), si sientes que no tienes recursos (Miedo) o ha aparecido algo nuevo (Sorpresa).

Con la apariencia provocamos también emociones que afectan al día día, compensan o armonizan el estado de ánimo y afectan al concepto que tiene el cliente de sí mismo, a su autoestima, su automotivación y su percepción de logro.

Ponte las gafas de las emociones y pregunta sobre su sentir antes que aconsejarle lo que «tiene que hacer»

3. Mostrar las incoherencias entre el Ego y la potencialidad es íntegro

Es más fácil alimentar el Ego del cliente que ofrecerle preguntas y escenarios para que sea consciente de sus verdaderas necesidades internas. La imagen puede disfrazar justo lo que más necesita mejorar.

Indaga a través de preguntas cuáles son las limitaciones u obstáculos que tiene tu cliente y qué información le da sobre sí mismo. ¿Dónde le aprieta el zapato? ¿Cuál es el para qué del cambio que quiere vivir? y sobre todo ¿qué recursos necesita para alcanzar un objetivo: medible, específico, tangible y alcanzable.

Busca potenciar a tu cliente ayudándole a diferenciar tu «personaje» de su persona.

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4. Reconocer en la morfología corporal el respeto por la Identidad del cliente

Cada complexión transmite un mensaje único, una relación con la nutrición específica, otra con el cuidado y respeto por el cuerpo. Hay más información en la relación con el cuerpo de la que te puedes imaginar.

Si directamente ofreces disimular, corregir y camuflar aquellas partes del cuerpo con las que el cliente no está satisfecho corres el riesgo de invitarle a que alimente su inseguridad y falta de respeto por el precioso cuerpo imperfecto que tiene y que todos tenemos.

Sé creativo para descubra una forma alternativa de mirar el preciado regalo que tiene y que le permite estar en esta vida.

5. Indaga en tu propio Autoconocimiento y ponerte en último lugar.

La mejor forma de atender a otras personas que buscan mejorar su vida es empezar primero por cómo estás tú construido por dentro. Sí, los que trabajamos con otros para guiarles o inspirarles necesitamos pasar de vez en cuando por nuestra “ITV personal”.

Apóyate en la lectura de desarrollo personal, no sólo de moda y tendencias. Proponte superar tus limitaciones, acude a un profesional para tomar perspectiva sobre ti si hace falta…y lo que más impacta: revisa tu “para qué haces tu trabajo”.

¿Para qué?

Si tardas en responder a esta pregunta ya tienes un siguiente paso 🙂

6. Saber diferenciar entre los resultados técnicos y el crecimiento personal

Me he encontrado muchos profesionales tan bien formados y con tantos años de experiencia, haciéndolo todo tan bien, que han perdido por completo la mirada ingenua del aprendiz.

Ayudar a otros a mejorar su imagen supone entrar en un terreno sagrado que se llama «Identidad». Las habilidades técnicas son muy útiles para dar en el clavo de resultados objetivos. Hay otra parte más difícil de medir pero muy importante que es el efecto del cambio en tu cliente, su influencia en su estilo de vida y su desarrollo personal.

Piensa que si te lo sabes todo ya, no tienes más oportunidades de crecer o de dar un paso más allá, hacia la excelencia.

7. El cambio lo hace el cliente.

Es muy gratificante que te admiren por tu trabajo, las “gracias”, “los aplausos”…ok.

Si algo tiene éxito es porque has decidido que tus clientes lo tengan. No olvides que los que cambian, crecen y se desarrollan son ellos y tú estás perfecto en la foto de “al servicio de quien te necesita”.

¿Qué más factores influyen en un/a Asesor/a de Imagen comprometido?

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Un abrazo

Domingo Delgado

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2 COMENTARIOS

Comments

  1. M.Concepcion says

    la imagen refleja tu autoestima y nuestro amor a nosotros mismos, dar gracias cada día al levantarnos, por vivir, y regalar una imagen agradable para ti y los demás,.

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