«Tú cálmate si te pones nervioso», «respira profundamente si te agobias», «piensa en positivo y verás como te sientes mejor enseguida», «si te desbordas vete al baño y pega unos gritos que ya verás que bien».

¿Cuántas veces has seguido consejos de este tipo y no te han funcionado? Está claro que depende del momento y la persona pero para sentirte mejor en tu día a día, conseguir no estallar o cambiar la situación estresante que estés viviendo necesitas comprender cómo funcionan las emociones en ti, antes de seguir cualquier receta general.

Hoy te contaré cómo aprender a gestionar tus emociones sin frustrarte y sentir que eres capaz de encontrar más equilibrio en tu vida pase lo que pase.

Eso sí, no hay magia, tendrás que ponerte manos a la obra y experimentar de forma progresiva los consejos que te presento.

1. Lo primero: saber qué es una emoción, cómo la vives tú y para qué aparece:

Piensa que las emociones son energía y que el chivato que te dice que ahí están: es el cuerpo. Así que tiene un componente físico y también otro más psicológico o subjetivo.

Verás que las emociones son comunes en los seres humanos, lo único que cambia es «cómo las vives tú».

Si ves un partido de fútbol de fin de liga, los niños en la cabalgata de Reyes o personas en un funeral, queda claro que la expresión de las emociones es similar a todos. Lo que pasa es que por dentro no será lo mismo tener miedo para ti que para tu hermano o vivir la alegría distinto entre tus compañeros de trabajo.

Todas y cada una de ellas aparecen en respuesta a una situación para avisarte de algo importante que está pasando y que requiere tu atención:

¿Cuándo aparecen?

  • Ante una situación externa: (un evento repentino, una pérdida, una noticia triste…) algo pasa en tu entorno y tu cuerpo te dirá cómo lo recibes.
  • Ante una situación interna: viene a tu mente un recuerdo, te pones a pensar en algo en concreto…o incluso te pones a imaginar qué pasará en el futuro.

Cuando te digo que las emociones «vienen a avisarte» piensa que son como el cartero que toca en casa y sea cuál sea el paquete que recibas, es importante que lo recojas en el momento para que luego no se quede por ahí dando vueltas. Si no abres puede tengas que ir a la oficina postal más tarde para recuperarlo, o en el peor de los casos que lo pierdas y te quedes pensando qué habrá sido de él. ¿Qué sería? ¿Un regalo de cumpleaños de tu familia?, ¿la carta de hacienda de que te toca una inspección?, ¿una multa? O cualquier otra «información» que sea agradable o no será útil conocerla.

¿Qué preferirías tú?

Todo están bien siempre que elijas cómo quieres vivirlo; ahora, cualquier paquete que no abras se quedará almacenado en tu cuerpo produciendo un efecto consciente o inconscientemente.

Te invito a darle la bienvenida al cartero emocional porque viene a traerte noticias importantes.

¿Cómo se forman las emociones?

Primero aparece una sensación física en respuesta a un estímulo (interno o externo). Luego se configura una Emoción:

  • La Alegría te viene a contar que has logrado algo
  • La Tristeza te avisa que has perdido algo.
  • El Miedo te cuenta que «no tienes recursos».
  • El Enfado que te han puesto límites o te has dado de más.
  • El Asco que hay «algo que rechazas«
  • La Sorpresa que ha aparecido «algo nuevo«

¿Qué pasa después?

Lo que pensamos sobre esa emoción se convierte en un Sentimiento = Pensamiento + Emoción

¿Qué pasa si no las expreso o canalizo?

Si se repite mucho una emoción o bien se alargan en el tiempo se convierten en cargas emocionales:

  • La Alegría se convierte en Euforia.
  • La Tristeza se convierte en Depresión.
  • El Miedo se convierte en Terror.
  • El Enfado se convierte en Ira.
  • El Asco se convierte en Intolerancia.
  • La Sorpresa se convierte en Obnubilación.

¿Cómo canalizarlas?

Los grandes tópicos que tendrás que adaptar a ti:

  • Expresarlas respetando al entorno: llorar, reir, gritar…
  • El silencio.
  • El deporte.
  • Compartilo con alguien.
  • La evasión saludable: el cine, leer, salir a tomar algo, ir de compras.

Tendrás que ver cuál es tu receta probando distintos escenarios, teniendo en cuenta cómo afecta a tu entorno y si se mantienen habrá que indagar un poco más. Te lo cuento más adelante.

¿Qué pasa si no consigo canalizarlas a largo plazo?

Se pueden convertir en patrones mucho más complejos como:

2. Lo que te han dicho que luego no funciona y por qué

Cuanto más consciente eres de tus emociones más fácil será que las idenfiques, podrás saber qué vienen a contarte y poder decidir qué hacer con ellas.

A veces, basta con canalizarlas con cualquier otra tarea que ayude a sacar fuera lo que sientes para «vaciarte» de esa energía, otras orientar la energía hacia un objetivo, otras soltar.

Lo que pasa es que el todo para todos no vale, y eso es lo bonito porque será el Auto-conocimiento el que te ayude a crear tu propio mapa de soluciones personalizado.

El día que me planteé hacer un diario emocional durante 15 días pensé que me volvía loco, a lo largo del día podía registrar más de 15 (y sentimos muchas más). Y no pienses que todo eran problemas; podía ser haberme dejado el móvil en casa, ver un video de gatitos en facebook, llegar tarde a la oficina, no encontrar leche de avena en el super o llegar a casa y ver que había puesto la lavadora.

Dirás, ¡bah! Para éso no hace falta….

¡Qué va!

Empezar por lo pequeño me ayudó a darme cuenta de nudos más fuertes que tenía en mi vida: mi falta de asertividad, comprender por qué me enfadaba tanto por cualquier cosa o salir de la culpa que estaba escondida muy adentro.

Fue un trabajazo pero me merció la pena.

Por éso te recomiendo que empieces por «cazar» las emociones que más se repiten primero, ante qué situaciones internas o externas, buscas tus propios medios para canalizarlas y ahondar en lo que hay debajo.

Gestión Emocional

3. Entiende cómo funciona el proceso para saber cómo actuar:

Aquí te cuento un poco más de por qué no basta con sólo reconocer las emociones y canalizarlas.

Las emociones son inevitables, ya sabes, se plantan en el cuerpo y ahí empieza todo. Algunas son respuestas naturales a las que estamos «programados» genéticamente. Pero otras vienen del siguiente proceso.

Te lo cuento con un ejemplo que sucede en pocos minutos:

  • Situación: llegas al trabajo y tu jefe «te pide para ayer» el informe anual de resultados al que sueles dedicar dos semanas de trabajo
  • Valoración: analizas e interpretas la situación en base a hecho anteriores. Como los últimos 6 meses te suele pedir todo de un momento para otro y tú estás hasta arriba sientes:
  • Emoción: Enfado; y así, adoptas de forma automática una:
  • Predisposición: una actitud de reclamarle más tiempo porque siempre pasa igual y
  • Acción: se lo dices sin meditar tal y cómo te salen las palabras por la boca, obtenido un:
  • Resultado: discusión típica que reafirma una:
  • Conclusión: «Siempre pasa lo mismo y al final me toca a mí sacar las cosas como sea»
  • Y entonces se reafirma un bucle que probablemente se repita si no:
  • Revisas «tu valoración» de este tipo de situaciones con tu jefe.

Fíjate que es un ejemplo de algo que sucede muy rápido.

Efectivamente podrías ir al baño y tomar unas respiraciones que hagan bajar tu enfado o tomarte una menta poleo con tu amiga del trabajo para poder desfogar un poco.

Y todo está bien. Ahora, si otro día te sientas contigo y analizas cómo te sientes tú, qué te hace responder así y cuáles son los pensamientos automáticos que sueles generar, quizá la cosa pueda cambiar.

¿Sabes por qué?

Porque los demás no «nos hacen sentir», las emociones son siempre nuestras y lo que sí puedes trabajar es con qué tienes asociado y cómo estás evaluando la relación con tu jefe, si te has planteado ser asertivo y mostrar y expresar de forma saludable y sin gritos lo que pasa con deadlines tan ajustados. Quizá tener una conversación en un tono más relajado con tu jefe y además hacerle una petición de cómo gestionar estos momentos de «crisis».

Es un ejercicio previo. En el momento si no nos hemos preparado antes, lo más probable es que ocurra lo de siempre.

Ahora sabes qué hacer, antes de que salgan los toros de la barrera.

En la mayoría de ocasiones, cuando sólo «reaccionamos» y nos arrollan las emociones, hay algo de nosotros mismos que no hemos elaborado.

Por eso un ejercicio muy interesante es hacer una revisión de cómo te ves a ti mismo, de tu Auto-imagen.

Si te ves pequeñito ante la «autoridad», si no sabes cómo expresar lo que sientes por falta de recursos o si lo que quieres es ponerte por encima…tiene más que ver con la imagen de ti mismo que sólo con las emociones. ¿Me explico? A veces queremos matar al mensajero, recuerda que sólo viene a hacer su trabajo 🙂

4. Descubre de dónde viene, remángate y ponte a trabajar al menos 21 días

Después de completar mi diario de emociones me vi con más trabajo por hacer que si me hubiera apuntado a una oposición al estado.

No tengas prisa, empieza por lo más importante.

En mi caso rascando un poco más en todo lo que encontré, detecté que ese enfado que aparecía tanto en mi libreta no era sólo por las situaciones pequeñas o grandes, sino más bien de una necesidad de libertad encubierta:

Me sentía ahogado por el trabajo, sin tiempo libre suficiente, había abandonado el ejercicio físico, tenía pendiente ponerle límites a mi madre y encima estaba presionado económicamente. Era cómo estar en una cárcel que yo mismo me había impuesto ¿Sólo circunstancias? Que va, faltaba tomar decisiones y encontrar un estilo de vida más dinámico, amable y estimulante.

¿Ves cómo funciona?

Recoge datos de cómo te sientes, aprende a canalizar tus emociones a tu estilo, respeta el entorno y descubre si hay algo más debajo para tomar decisiones.

La cosa comenzará a ponerse interesante.

Y ponte a ello, porque de fuera ya sabes que es difícil que venga la solución. El premio es ser más dueño de tu vida.

Comienza por lo más fácil y continúa por retos mayores que en general serán tus relaciones.

5. Avisos:

Aprender a saber de tus emociones y gestionarlas no es gratis.

Tampoco significa que vayas a dejar de sentir: seguirás haciéndolo pero con la diferencia de que eres más emocionalmente inteligente.

Hacer músculo te aportará mayor fortaleza en las caídas, aumentará tu autoconfianza y a la larga comenzarás a disfrutar de una vida más plena tanto en los buenos como en los malos momentos.

Espero que te haya servido este repaso a la emociones y te subas al barco de vivir más consciente.

Y dime tú ahora:

¿Hay alguna otra actividad que hagas para canalizar tus emociones?

¿Te has dado cuenta de lo que hay debajo de esa emoción que está tan presente en tu vida?

Compártelo en los comentarios y nos ayudamos entre todos.

Un abrazo

Domingo

Descubre cada jueves contenidos exclusivos que te mostrarán la estrecha relación que existe entre tu imagen y tu interior. Únete y accede ahora a la Guía de Desarrollo Personal a través del Estilo con 5 Pasos para recuperar la conexión contigo mismo y encontrarle sentido a tu Presentación ante el Mundo

4 COMENTARIOS

Comentarios

  1. Ana Bermejo dice

    Cuanto me gusta leerte Domingo. GRACIAS por tu sabiduria y por recordarnos como ser dueños y capitanes de nuestra vida. En ocasiones, con tanto ruido se nos olvida ser conscientes de lo que nos pasa para conocernos mas y saberlo gestionar. A mi me cuesta mucho expresar lo que siento. Con eso de ser sutil y respetuosa, he perdido
    espontaneidad. Eso me hace pensar que detras de mi pensamiento hay un juicio y es por ello que declino verbalizarlo en aras del respeto. Algo que arrastro de familia y en lo que estoy trabajandome, el NO juicio.
    Alguna sugerencia?
    Graciasssss

Trackbacks

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *